El judaísmo de Jesús. Un libro de Mario Javier Saban (1)



Hoy escribe Antonio Piñero

En la psotal de hoy deseo presentarles a ustedes el libro siguiente:

Mario Javier Saban, El judaísmo de Jesús. Las enseñanzas éticas de la Torá y de la tradición israelita de Yeshúa de Nazaret. Editorial Saban, Buenos Aitres, 2008, 640 pp. ISBN: 978-98723603-4-4.


Incluso uno de los críticos confesionales más estimados en el siglo XX, C.H. Dodd, autor de libros sobre el IV Evangelio y de otro, también apreciado “El fundador del cristianismo” de 1970, afirma que la religión de Jesús y el cristianismo, aunque no desvinculados por completo, son tan radicalmente distintos en la forma, objetivo y orientaciones que sería históricamente impropio derivar el cristianismo de la religión de Jesús y atribuir los cambios que se observan en el cristianismo respecto al judaísmo a una evolución interna y directa, es decir, a partir de fuerzas meramente judías.

Creo que hoy día –a la luz de las investigaciones más elementales e independientes- parece absolutamente injustificado seguir sosteniendo que Jesús es el fundador de la Iglesia y del cristianismo, puesto que si estaba convencido de que el Reino de Dios –el núcleo de toda su proclamación- era tan inminente que “algunos de los presentes no gustarían de la muerte” antes de que llegara ese Reino, es evidente que no tenía intención alguna de fundar una institución organizada para durar siglos, o milenios, ni tampoco religión nueva alguna. Aparte de que no se puede ser el "fundador" de un movimiento que nace después de la muerte de uno. en todo caso hay que decir su "fundamento" o su "primer impulsor".

Opina Geza Vermes, uno de los autores citados por Mario Sabán en el libro que estamos presentando, que uno de los grandes retos con el que debe confrontarse el cristianismo no procede del ateísmo o de la irreligiosidad, sino de su mismo seno, desde dentro, a saber del análisis sereno y sincero de los tres evangelistas sinópticos, Marcos, Mateo y Lucas, de los cuales se deduce una figura absolutamente clara… un Jesús plenamente judío…; de ningún modo un Jesús cristiano.

A esto puede añadirse que los investigadores judíos tienen ante sí un cierto reto, aunque menor, a saber eliminar unos ciertos prejuicios de siglos, una cierta miopía, y eliminar el tabú de siglos que pesa entre ellos sobre la figura de Jesús: los judíos en general -menos Mario Sabán y otras ilustres figuras, ahora veremos- hace tiempo que “declararon invisible a Jesús”, ignorando que aunque en el judaísmo de alrededor del siglo I de la era común hubo notabilísimos rabinos, Hillel al antiguo, Shammai, Gamaliel I, Simón hijo de éste y Gamaliel II (hijo de Simón, nieto del I), Yohanán ben Zakai y otros no tan ilustres… no hay de ellos tanta producción escrita, aunque sea de discípulos, como de Jesús.

Y de esos testimonios escritos se deduce, por ejemplo, que las parábolas de Jesús quizá sean la perla literaria de lo que se conserva de la literatura judía del siglo I. Pues bien, los judíos están empezando a ver por sí mismos lo que Martin Buber había dicho hace ya tiempo: “A Jesús de Nazaret le corresponde un puesto grande en la fe de Israel” (Zwei Glaubensweise, traducido al inglés como Two Types of Faith, The Interpenetration of Judaism and Christianity), original de 1950, traducción de 1961, p. 13.

Como escribía hace un momento, Mario Sabán es justamente uno de los investigadores judíos que no han declarado invisible a Jesús… ¡todo lo contrario! La obra que presentamos es la mejor muestra de ello. Y no es la única, pues es como la continuación natural, o mejor el fundamento, de dos obra suyas anteriores, Las raíces del cristianismo y El judaísmo de san Pablo, de 2001 y 2003 respectivamente.

El judaísmo de Jesús sigue la estela, con todo honor de notables investigadores judíos del siglo XX: Josef Klausner, Shalom Ben Chorim, Martin Buber, David Flusser, Geza Vermes, Pinjás Lápide, Etan Levine, y Paul Winter…, entre otros que yo estimo un poco menos que los ya nombrados, como Jacob Neussner, Hugh Schonfield y Eric Fromm.

¿Cuál es la tesis que defiende Mario Sabán en El judaísmo de Jesús? Una tesis doble que yo comparto plenamente, e insisto en ello. A saber

a) positivamente: que una investigación serena y crítica de los Evangelios, sobre todo los sinópticos, nos lleva a confirmar plenamente la tesis que con toda claridad manifestó Julius Wellhausen en 1905, en su Einleitung in die drei ersten Evangelien: “Jesús era un judío, no un cristiano. Jesús enseñó a cumplir la voluntad de Dios, no anunció una fe nueva; como todos los judíos, Jesús se encaminó hacia la voluntad de Dios contenida en la Ley, la Torá, y en el resto de los escritos sagrados del judaísmo”.

Y b) negativamente que Jesús, considerado en su medio histórico, el Israel del siglo I, en concreto la Galilea rural de esa época, se destaca como una figura que no es en absoluto irreconciliable con el judaísmo de su tiempo, sino todo lo contrario, un Jesús profundamente convencido y practicante de su fe judía, un rabino ilustre del siglo I, quizá un carismático sanador judío, fiel a su pasado, fiel igualmente hasta el último aliento a su religión. Jesús no quebró el judaísmo de su tiempo ni lo dinamitó en modo alguno, ni siquiera lo superó esencialmente.

La única y casi obsesiva idea de Jesús era implantar dentro de su nación judía la idea del reino de Dios, de la venida de su agente el mesías, y por medio del arrepentimiento y de las buenas obras acelerar ese final esperado del mundo presente para inaugurar la era final. En todo ello Jesús -como afirma un ilustre antepasado de Mario en la investigación sobre Jesús, Joseph Klausner- “fue el más judío de todos los judíos…, más judío que Hillel”.

Rudolf Schnackenburg escribió hace años –no recuerdo en qué revista, pero sí el título y el contenido- un interesante artículo acerca de “la investigación judía sobre Jesús en el siglo XX”. Es un tema muy interesante y daría para una excelente tesis doctoral. Ya le he propuesto en dos ocasiones a alumnos…, pero desgraciadamente no ha tenido la continuidad necesaria.

Y volviendo al libro de Mario Sabán: ¿cuál es la novedad que aporta el libro presente a la pléyade ilustre de investigadores judíos sobre Jesús en los siglo XX y XXI? La respuesta es: su insistencia en y amplitud de tratamientio de la ética de Jesús y su comparación con el fariseísmo desarrollado sobre todo de los siglos I en adelante (en especial de los siglos II al VII d.C.) tal como se recoge en la Misná y el Talmud.

Luego veremos que esto puede ser una riqueza pero también una carencia. Advirtamos ya de entrada que la comparación de textos sobre Jesús con otros de la tradición rabínica –recogidos desde el siglo II al VII de la era común, aproximadamente- tiene dificultades metodológicas graves señaladas hace ya mucho tiempo por la investigación: no se puede comparar sin más los dos corpus de textos – evangelios y rabínicos- sin estar bien seguros de las fechas de estos últimos.

De todos modos, ciertamente, y con la limitación también de restringirse al fariseísmo y de fuentes tardías (alguien podría decir con razón: las opiniones de Jesús sobre la ética y las de los rabinos coinciden no importa el tiempo histórico en el que esta coincidencia se muestre), su libro “El judaísmo de Jesús” es el más completo que conozco en este ámbito, y es mérito suyo haber dedicado una obra exclusivamente al especto ético de la vida y doctrina de Jesús. Mario hace accesibles los tesoros que quedan ocultos para la inmensa mayoría de las gnetes en el ingente Kommentar zum Nueuen Testament aus Talmud und Midrash (Comentario al Nuevo Testamento con textos del Talmud y de los midrashim) del benemeritísimo P, Billerbeck, ayudado por H.L. Strack, Munich, 1922-1928. Y a través de las enseñanzas éticas de este rabino Jesús acercarse también en lo posible a su rica personalidad.

Concluiremos el próximo día. Saludos cordiales de Antonio Piñero
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