¿Qué es el orfismo? (II): Marco cronológico

Hoy escribe Fernando Bermejo

Nuestra comprensión del fenómeno órfico se basa en testimonios que abarcan más de un milenio, desde el s. VI a.e.c. (antes de la era común) hasta el período de la Antigüedad Tardía (ss. V-VI e.c.).

El siglo VI a.e.c. atestigua la celebridad de Orfeo. Una metopa en Delfos, esculpida hacia el año 560, representa a Orfeo, de pie, sobre la nave Argos, tocando la lira. Onomácrito pasa a la posteridad por haber ordenado los oráculos de Museo (según Heródoto) y los poemas de Orfeo. Que semejante trabajo de reorganización sea adscrito a una figura de esta época invita a suponer que existía una tradición oral órfica antes del siglo VI; pero aun si una poesía órfica pudo existir en los ss. VIII-VII a.e.c., en todo caso nada puede reconstruirse de ella. En los ss. VI a.e.c. hasta la época helenística, se atribuyen a Orfeo obras de carácter religiosa relativas al origen de las cosas –cosmogonía- o al origen de los seres humanos –antropogonía-.

La época clásica (ss. V-IV a.e.c.) nos ha legado testimonios directos del orfismo –como el Papiro de Derveni o algunas laminillas de oro, que atestiguan la difusión del orfismo desde Ática a Sicilia–, pero testimonia también el descrédito que en algunos círculos tenía lo órfico, y la charlatanería que lo circundaba. Platón (en la República), Eurípides (en su Hipólito) o Teofrasto (Caracteres) denunciarán y estigmatizarán la superstición que rodea a los “orfeotelestas”. Aristófanes, en Las aves, no se quedará atrás, parodiando las cosmogonías órficas. No obstante, tal cantidad de ataques prueba que el orfismo debió de gozar de un gran éxito entre cierto público, y las parodias de Aristófanes suponen un conocimiento relativamente generalizado del objeto de crítica.

A partir de la época helenística (a partir del s. IV a.e.c.), los elementos novedosos que el orfismo pudo haber aportado al mundo griego son retomados y modificados en otros movimientos, tanto filosóficos como religiosos: la Estoa, el platonismo, el neopitagorismo, las corrientes gnósticas o ciertas religiones histéricas. Las preocupaciones más básicas del orfismo se “democratizan”, pasando a ser patrimonio de muchos.

A la época imperial pertenecen la mayoría de los testimonios y fragmentos órficos conservados. Pueden destacarse, por ejemplo, los Discursos sagrados (Hieroi logoi) en 24 Rapsodias, la Teogonía de Jerónimo y Helanico, o los Himnos Órficos.

A partir del siglo II e.c., muchos testimonios procedentes de Egipto, Grecia, Roma y Asia Menor muestran que tuvo lugar un claro resurgimiento del orfismo. Hay diversas razones que explican este renacimiento, y que llevan a ciertos pensadores o a ciertos cultos a vincularse con la tradición órfica: por un lado, el prestigio de la antigüedad que tenía la tradición órfica; por otro, el aura de misterio que podía imprimir el orfismo; además, en esta época el orfismo sirvió como catalizador de la identidad religiosa griega: los pensadores neoplatónicos, en particular aquellos que quisieron revitalizar el paganismo (Porfirio, Jámblico…), otorgaron a esta corriente un papel central en su afán de salvar la herencia helénica; especularmente, los autores cristianos convertirán a menudo al orfismo en la quintaesencia del paganismo, utilizándolo como blanco de sus ataques.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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