Pasajes evangélicos referidos a Jesús y su familia. El Jesús de Pagola: la ruptura con su familia (2) (79-07-B)

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con la presentación de los pasajes evangélicos referidos al tema “Jesús y su familia”.

3. Marcos 6,1-6. Es la última mención de la familia en el Evangelio de Marcos, pasaje que conviene ser citado entero:

Salió de allí y vino a su patria [Nazaret], y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: “¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?”

Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: “Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio”. Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.


El contexto no puede ser más desfavorable, al menos indirectamente, para la imagen de la familia de Jesús, que de nuevo se muestra hostil con él. Su misión y quehaceres no gozan de prestigio alguno en ella (el texto menciona también a “sus parientes”), y Jesús se muestra negativamente maravillado de la falta de fe del pueblo entero, por lo que su faceta de taumaturgo, hacedor de milagros, se ve disminuida: no puede hacer allí prodigio alguno. La impresión que obtiene el lector es de una pugna cierta entre Jesús y su familia.

4. Mateo, en 12,46-50, sigue a Marcos 3,31-35 (texto n. 2 de los que estamos presentando), y en 13,53-58 copia también a Mc 6,1-6 (texto número 3). No hay, pues, ningún testimonio independiente en estos pasajes del primer evangelio respecto a la postura negativa de la familia de Jesús que estamos comentando.

Sin embargo, como es bien sabido, Mateo añade a su evangelio –sobre su modelo Marcos- la historia de la concepción virginal de Jesús y otros relatos de la infancia. En esos dos capítulos iniciales en Mateo la imagen de la familia resultaba en conjunto muy favorable.

Respecto a la narración paralela de Lucas sobre la concepción natividad de Jesús hay que señalar que el interés del evangelista Mateo se centraba sobre todo en la actuación de José, más que en la de su madre, que quedaba en un segundo plano narrativo. Debemos hacer aquí dos observaciones:

A. De esta valoración positiva hacia sus progenitores poco podemos obtener para nuestro propósito presente de indagar las relaciones de Jesús con su familia, pues pertenece al estrato de los evangelistas o su comunidad –otros hablan de la “iglesia primitiva” que no nos deja acceder con rigurosidad al nivel del Jesús histórico.

B. Hay un contraste serio entre la valoración positiva de la madre/padre de Jesús de el “Evangelio de la infancia” de Mateo y la estimación negativa de la familia de Jesús fuera de los episodios de la infancia, en los que este evangelista sigue a Marcos. Esta contradicción –entre otras- es una de las razones para postular que los relatos de la infancia fueron añadidos posteriormente al Evangelio de Mateo una vez concluida su parte principal. Algo parecido puede decirse también de Lucas, como se deduce de lo que diremos a continuación.

Texto 5. Finalmente Lucas presenta, en 14,25-27, un dicho de Jesús muy duro contra la familia carnal, en un contexto en el que se supone que ésta se opone también de algún modo a la venida del Reino. Obsérvese lo que va en cursiva:

Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: “Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío (Lc 14,25-27).


Puesto que estas frases de que recoge Lucas sólo tienen un paralelo en el Evangelio de Mateo y no en el de Marcos, deducen los intérpretes que se trata de un dicho de Jesús que pertenecía a la llamada “Fuente Q”, pero que Lucas curiosamente modifica y endurece (sus modificaciones van en cursiva en el texto anterior).

A continuación ofrecemos el texto de la “Fuente Q” reconstruido por los expertos y, al parecer, el más cercano a lo que parece que en verdad dijo Jesús:

Si alguno no odia a su padre y a su madre no puede ser discípulo mío, y el que no odia a su hijo y a su hija no puede ser discípulo mío (Fuente Q 14,26).


Es de suponer que el texto de la Fuente Q, muy duro también respecto a la familia carnal del Nazareno en contraposición a su “familia espiritual”, la de sus seguidores, refleja la posición de Jesús respecto a su propia familia física.

Una observación respecto a la frase “el que no odia a su padre, a su madre”: creo que es bien sabido que se trata de una expresión hebrea que no ha de tomarse al pie de la letra. Los intérpretes modernos judíos lo señalan unánimemente: en hebreo la expresión no es mi mucho menos tan dura; “odiar” significa en estos contextos tan sólo “preferir una cosa sobre otra”. En nuestro caso la versión más apropiada debería sonar algo así como el que prefiera a su padre o su madre en vez de seguir el mensaje de Jesús (sobre el reino de los cielos) no es digno de seguirle. Algo parecido a “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Lc 9,60).

Seguiremos con un breve comentario de los textos y luego con una interpretación general.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

www.antoniopinero.com
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