“Buscador de Dios”: Jesús y Juan Bautista (79-08-A)

Hoy escriben Antonio Piñero / Fernando Bermejo

El capítulo 3 del libro de J. A. Pagola sobre Jesús se titula “Buscador de Dios”. En esta sección aborda nuestro autor el complejo y delicado tema de las relaciones entre Jesús y Juan Bautista, que ha sido trato ya extensa y espléndidamente, hace tiempo, en diversas entregas, por nuestro colega Fernando Bermejo. Por ello aquí, para no repetirnos, en muchos casos aludiremos simplemente, o en otros casos citaremos con amplitud, o bien resumiremos con brevedad lo ya expuesto, puesto que creo que nuestro colega dejó bien asentado el tema en sus líneas generales en sus anteriores postales.


Opino que la cuestión de las relaciones entre Juan Bautista y Jesús es de capital importancia para impostar bien el tratamiento de un libro sobre el Jesús de la historia. Si es verdad que las relaciones entre el Bautista y Jesús fueron muy estrechas, si –como indican los evangelios sinópticos, en particular el de Mateo- los inicios y el contenido de la predicación de Jesús al principio de su ministerio eran bastante parecidos a los del Bautista, sería un método excelente para encuadrar la mentalidad teológica de Jesús en sus comienzos, entender bien cuál era la ideología de Juan Bautista.

Por ello me parece excelente la idea de dedicar un capítulo expreso a “Juan Bautista sin Jesús” y otro a “Juan con Jesús (y sin él) como hace J. P. Meier en el tomo II/1 de su obra, Un judío marginal, trad. española, Verbo Divino, Estella, 2001.

Si llegamos a la conclusión de que Juan Bautista era un profeta apocalíptico, un predicador del inminente juicio divino que antecede a la venida del Reino de Dios (así explícitamente en Mc 1,15), que era probablemente también un profeta de la restauración de Israel –su bautismo al otro lado del Jordán podría ser un símbolo del ingreso en la “tierra prometida del nuevo, verdadero Israel restaurado, así como la elección del lugar, cerca por donde según la tradición el pueblo judío, tras la huída de Egipto cruzó el río para entrar en la tierra prometida-, al entender bien al Bautista y su predicación conseguiríamos tener un marco excelente para encuadrar también a Jesús y comenzar la tarea de comprender su mensaje en el ámbito y coordenadas de su tiempo.

Sin embargo no suele ser así por desgracia, y el tema de las relaciones entre Juan Bautista y Jesús se despacha a menudo con rapidez y una cierta ligereza. Pagola, sin embargo, señala esta importancia y escribe “Juan Bautista es, sin duda, el hombre, que marcará como nadie la trayectoria de Jesús” (p. 64).

Por ello deseo recordar a nuestros lectores la imponente lista de paralelos que compuso nuestro colega Fernando Bermejo en su postal del 7 de febrero de 2007 (sospecho que –puesto que estaba empezando este blog- para la mayoría de los lectores de hoy será de nueva lectura):

Ambos

1. Fueron judíos “marginales”, fuera del establishment;

2. Fueron individuos profundamente religiosos y su religiosidad era la propia de los piadosos judíos;

3. Parecen haber sido célibes, al menos en su ministerio público;

4. Fueron sujetos dotados de –en sentido sociológico– carisma;

5. Reunieron discípulos, actuando como maestros;

6. Efectuaron una predicación que contenía directrices morales;

7. Se inspiraron en la Tanak (Biblia judía., en especial en Isaías;

8. En consonancia con la tradición profética, enfatizaron más los valores espirituales y morales que los rituales;

9. No se limitaron a las oraciones estipuladas, sino que enseñaron a rezar de forma característica;

10. Se sintieron y actuaron como heraldos escatológicos de Dios;

11. Se dirigieron en su predicación sólo a sus correligionarios, es decir, a Israel;

12. Ambos matizaron parcialmente el nacionalismo de su mensaje mediante el énfasis en el aspecto moral, que implica que la pertenencia al pueblo no asegura la salvación;

13. Fueron considerados profetas por ciertos grupos;

14. Atrajeron a elementos marginales de la población;

15. Anunciaron una intervención de Dios en un futuro muy próximo;

16. Ninguno de los dos parece haber puesto un plazo apocalíptico fijo para el fin del mundo presente;

17. Parecen haber pensado que el desenlace escatológico dependería sobre todo de la voluntad de Dios;

18. Emplearon un lenguaje pregnante, en el que la viveza y la hipérbole están al servicio de un mensaje escatológico radical;

19. Anunciaron un juicio, y, por ende, salvación y condenación;

20. A la luz del juicio, hicieron un llamamiento al arrepentimiento;

21. Su mensaje tenía implicaciones religiosamente polémicas, por ejemplo en relación al Templo;

22. Su mensaje, aunque religoso, tenía asimismo implicaciones sociopolíticas;

23. Mantuvieron relaciones tensas con Herodes Antipas;

24. Ninguno de los dos parece haber apelado a la lucha armada;

25. Fueron arrestados y ejecutados por las autoridades (en un caso, de Galilea y Perea; en el otro, de Judea.;

26. La razón decisiva de sus ejecuciones parece haber sido el hecho de que su actividad fue juzgada potencialmente peligrosa para el orden público;

27. A diferencia de lo que ocurrió con otros visionarios palestinos de la época, ni los discípulos de Juan ni los de Jesús fueron arrestados y ejecutados al serlo su maestro;

28. Fueron exaltados tras su muerte por sus seguidores.


“El número e importancia de estos paralelismos –cuya lista no es necesariamente exhaustiva- dan qué pensar: en las creencias y el mensaje, la percepción de la gente, su expresión y su destino las similitudes son elocuentes, y permiten mancomunar a Jesús y a Juan como un subtipo de las modalidades del judaísmo del Segundo Templo”.


Saludos cordiales de Antonio Piñero y Fernando Bermejo.

www.antoniopinero.com
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