¡Alabad al Señor!

Salmo SWV 38, Schütz

¡Feliz jueves! Con esta alegría encaramos el día de hoy, lleno de incertidumbre y de malas noticias, a las que tristemente nos estamos acostumbrando desde hace meses. Solo Dios es capaz de darnos el consuelo que necesitamos, y de darnos las fuerzas para, entre todos, sacar esto adelante. Por eso, puede ser buen momento que expresemos esto con una bella música.

Heinrich Schütz

Hoy nos acompaña Heinrich Schütz (1585-1672), compositor alemán nacido en Köstritz. Fue un puente entre el renacimiento y el barroco. Creció en Wissenfels, donde trabajaba su padre. Con trece años entró en el Collegium Mauritianum de Kassel y llegó a ser niño de coro del landgrave Moritz. En 1608 se marchó a Venecia para estudiar con el mismísimo Giovanni Gabrieli. Se empapó del arte veneciano y, en 1613, regresó a Alemania, conoció a Johann Herman Schein y ambos se hicieron amigos de por vida. Dos años más tarde era maestro de capilla de la corte del elector Johann Georg de Sajonia, el puesto más influyente en la música protestante alemana. A partir de la década de 1620 su creatividad estaba en el punto más alto pero la repentina muerte de su mujer lo sumió en una depresión.

Vamos a escuchar su salmo 150 Alleluja! Lobet den Herren in seinem Heiligtum, SWV 38. Pertenece a una colección de salmos de David de 1619. En esta pieza vemos cómo Schütz usa instrumentos tanto obligados como otros más idiomáticos. Es decir, que Schütz explícitamente cita a esos instrumentos en la partitura. Destacan los trombones. Esta obra, compuesta tras su vuelta de Venecia, refleja todo lo que aprendió allí de Gabrieli y cómo Schütz asimiló dichas enseñanzas para pasarlas por el tamiz alemán. El maestro usa diversa instrumentación en función de las palabras del texto, destacando el momento en que se alude a los trombones. El versículo termina de una forma que solo puede calificarse de radiante.

La partitura de la obra puede descargarse haciendo clic aquí.

La interpretación es de Capriccio Stravagante dirigido por Skip Sempé y Vox Luminis dirigido por Lionel Meunier.

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