Aria de Eliza



¡Feliz martes! Si ayer teníamos música contemporánea (de un maestro muerto hace relativamente pocos años) hoy volvemos a quedarnos en nuestros días para escuchar una obra procedente de unas manos que aún están componiendo. Pero, como en el caso del día anterior, para nada vamos a escuchar una obra que es complicada y sesuda de oír, no. Es de una belleza tal que se ha convertido en una obra bastante conocida, algo raro dentro de la música contemporánea.

La ha compuesto Elena Kats-Chernin (1957), compositora australiana de nacimiento uzbeko en Tashkent. Su amplio catálogo ha hecho que sea una compositora muy escuchada y cosmopolita y en sus composiciones mezcla distintas influencias de música folklórica y jazz. Se graduó en el conservatorio de Nueva Gales del Sur y en Alemania estudió con Helmut Lachenmann. Luego se fue a vivir a Sídney. Ha compuesto en casi todos los géneros obras de una gran energía y expresividad y sus ritmos intensos han desembocado en que alguna de ellas fuesen coreografiadas. Una obra de danza a gran escala, «Deep Sea Dreaming», es interpretó en la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos de Sídney en 2000. Una de sus obras más recientes es la adaptación de tres óperas de Monteverdi para la Ópera Cómica de Berlín, y es un maratón de casi doce horas de música. Una actividad tan intensa a la hora de componer también se ha reflejado en innumerables grabaciones con sus composiciones. Es compositora en residencia de la sinfónica de Melbourne.

Hoy te traigo su Aria de Eliza, de su ballet «Wild Swans». La obra completa está compuesta para soprano y orquesta. Esa canta con frecuentes melismas sin palabras y la manera en que la compositora se acerca a la obra es parecida a veces a la de John Adams. El aria que hoy te ofrezco se ha hecho famosa en el Reino Unido porque ha servido de música para algún anuncio de televisión. Pero por encima de cuestiones comerciales, la obra es una maravilla, llena de serenidad y luminosidad; desde entonces ha recibido diversas versiones. Una obra para dejarse llevar por su bello arrullo.

La interpretación es de Sarah Nicolls (piano) y Nicola Sweeney (violín).

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