Bach, corales BWV 707 y BWV 708

¡Feliz domingo! En este día cuaresmal Bach viene a ponernos un fondo musical que ya tiene algo más de contundencia (más una breve propina). Desde hace algunos días llevamos disfrutando de obras que son pequeñas (de extensión pero no de contenido) y que se nos pasa en un suspiro. La de hoy ya tiene más duración y por tanto vamos a pasar un rato más intenso y lleno de color, como es habitual en el maestro con las obras para órgano. Vamos a ver qué bombón nos tiene preparado hoy el viejo peluca.

Ese es Johann Sebastian Bach (1685-1750), maestro alemán nacido en Eisenach. Parece que el maestro tuvo una especial fascinación por la ciudad de Dresde. Admiraba la institución musical de ella y siempre la estaba comparando con la de Leipzig. La visitó por lo menos cinco veces y siempre procurando que la aristocracia estuviese atenta a ellas. Una de esas visitas es la de 1717 en la que parece que se batiría en duelo musical con Louis Marchand, abandonando este en el último momento. En 1725 dio un recital de órgano en la iglesia de Santa Sofía y puede que asistiese al estreno de la ópera «Cleófides» de Johann Adolph Hasse. Y otra fecha, 1733, marca un momento importante ya que fue cuando presentó allí al elector alguna de las partes de su «Misa en si menor», BWV 232. Uno de los deseos más intensos que tenía Bach fue llegar a ser compositor real de la corte del príncipe elector de Dresde, pero nunca lo consiguió a pesar de que compuso la misa para intentar llegar a ese puesto. Tuvo que conformarse con permanecer en Leipzig durante toda la vida que le quedaba, pero siempre mirando de reojo a la que era y es la ciudad más importante del estado de Sajonia.

Hoy te traigo los corales «Ich hab' mein' Sach' Gott heimgestellt», BWV 707 y 708. Seguimos por los llamados «corales Kirnberger», ya que así los publicó el estudiante suyo de ese apellido. Los dos de hoy usan un himno de 1589 relacionado con la muerte a este mundo y la esperanza por el venidero. El primero, BWV 707, presenta la melodía del cantus firmus inmersa en una polifonía densa y llena de movimiento quejumbroso. El siguiente, BWV 708, tiene una versión muy ligera y simple. A pesar de todo la primera versión, larga, de este conocido coral, no tiene consigo todo el marchamo del maestro ya que ha sido atribuida a Johann Gottfried Walther. En cualquier caso, estamos en presencia de dos obras no muy conocidas pero que nos muestran y demuestran de forma contundente cuál era el estilo del maestro.

La partitura de las piezas puedes descargarla aquí (páginas 26-30 del pdf).

La interpretación es de Andrea Marcon al órgano.

BWV 707:

BWV 708:

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