Bach, preludio coral BWV 736

Zatphen

¡Feliz domingo! Hoy vuelvo a ofrecerte una sola obra del maestro, de ese que solo podemos calificar como «el maestro». Quizá ello nos permita saborear más su composición, de una forma más sosegada y fijándonos más en los detalles. Las composiciones de Bach tienen un sinfín de matices, de detalles preciosos que a veces pasan desapercibidos pero que, tras una escucha atenta, salen a la luz.

J. S. Bach

Vamos a estar un ratito en compañía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Desde pequeño vivió rodeado de música y practicaba continuamente diversos instrumentos. Era bueno cantando y tocando los teclados, así como el violín y la viola. Sus primeras composiciones muestras una gran habilidad con el contrapunto y la imitación así como en el uso de los diversos temas. Desde pequeño cantaba en coros y ello le permitió conocer de primera mano los motetes y la polifonía religiosa que luego integró de forma asombrosa en sus cantatas y sus corales para órgano. Evidentemente, estudió en la escuela local de Eisenach, donde pudo formarse en los estudios clásicos de la época, especialmente en el latín del que luego sería profesor en Leipzig (aunque casi nunca ejerciera dicho puesto). En fin, unos estudios fuera de lo habitual como para intentar imitarlos, ya que Bach se formó desde el punto de vista musical en el seno de su familia, llena de músicos, que es la que le dio todo el saber que tenía. Él mismo se encargó luego de repetir esa estrategia con sus hijos, y le salió extraordinariamente bien.

Disfrutemos de su preludio coral «Valet will ich dir geben», BWV 736. Este himno luterano era especialmente querido por el maestro, con melodía de Teschner. La composición de Bach está llena de fuerza y convicción. El cantus firmus está presente en el pedal mientras que los teclados tocan una línea jubilosa destinada a preparar a la congregación para que cantase luego dicho coral. El contrapunto no hace sino realzar el coral, que suena poderoso en el registro grave y casi se convierte en una melodía secundaria, rodeada de brillo. Curiosamente, este coral está relacionado con la muerte. ¿Quién lo diría tras escuchar la versión que hace de él Bach?

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Ton Koopman al órgano de la St. Walburgiskerk de Zutphen.

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