¡Feliz domingo! Hoy terminamos el ciclo de las suites inglesas y espero que las estés disfrutando porque son una auténtica maravilla, además de obras muy conocidas del maestro. Para nuestra suerte, no solo no termina el catálogo BWV (al que le quedan todavía muchísimas semanas de escucha) sino que vienen detrás de estas otras suites no menos famosas. Vamos a terminar, por lo pronto, la colección de hoy.

De nuevo, algunas pinceladas de Johann Sebastian Bach (1685-1750), maestro alemán nacido en Eisenach. En el año 2000 se encontró un manuscrito de Bach de la que se supone que es su última obra, compuesta casi en el lecho de muerte cuando vio que su vista se estaba deteriorando irremediablemente. No era una obra original sino un arreglo para doble coro, vientos y cuerdas de Lieber Herr, Gott, wecke uns auf, que fue compuesto por su tío Johann Christoph en 1672. Se supone que la idea es que fuese interpretado en los funerales de Bach que tuvieron lugar el último día de julio de de 1750 en la Johanniskirche de Leipzig. Según afirma el experto en Bach Christian Wolff, es una obra en la que el maestro mira en retrospectiva a su familia, para elegir una obra de uno de sus más destacados miembros y pedirle a Dios que le dé la vida eterna una vez que muera. Según los problemas de visión que Bach al final de sus días, la escritura de ese manuscrito es «desigual, agarrotada y desproporcionadamente grande».

Disfrutemos de su Suite inglesa n.º 6 en re menor BWV 811. Como es habitual, se inicia con un prélude especialmente grandioso, dividido en dos partes diferenciadas, la primera en forma de una florida improvisación y la en un allegro fugado que requiere de la técnica más depurada. Viene luego la allemande, de un carácter sosegado y contrasta con ella la courante, más animada. De nuevo, para aportar contraste está la sarabande y su double (es decir, una especie de variación más ornamentada de la misma). La elegancia la aportan dos gavottes, que se transforma en un trío puesto que la primera se repite. Ese elegancia y tranquilidad explota en la trepidante gigue final que no puede ser más electrizante y con un contrapunto más lleno de vitalidad.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Pierre Hantaï al clave.