Cantaría lleno de amor

Io canterei d'amore, de Rore

¡Feliz viernes! Reconozco que te traigo bastante pocos ejemplos de los bellísimos madrigales italianos que han compuestos tantísimos maestros. Hoy puede ser un buen día para darle solución a esto y adquirir el compromiso por mi parte de traerte algún ejemplo más de este género que es tan característico de la música italiana que no puede desgajarse de ella. Creo que del maestro de hoy nunca te he traído nada por aquí, lo cual es imperdonable porque es uno de los grandes del género.

Cipriano de Rore

Se trata de Cipriano de Rore (1515 o 1516-1565), maestro franco-flamenco nacido en Ronse. Fíjate si era bueno en su quehacer que por sus contemporáneos era conocido como il divino Cipriano. Los grandes monarcas europeos contemporáneos suyos, como el emperador Carlos V, el conde Egmont o el duque Alberto V de Baviera, le solicitaron que trabajase para ellos y el propio Monteverdi dijo que era todo un innovador, dando fundamento a la música barroca. En 1542 se trasladó a Brescia y pudo estudiar con Willaert en Venecia. Por esa época Rore ya era un activo compositor, sobre todo de motetes y madrigales. En 1546 era el maestro de capilla del duque Ercole II d'Este de Ferrara, centro de la mejor música en Italia. Esto le hizo ser famoso no solo en el país sino en toda Europa. En 1563 sucedió a Willaert en San Marcos de Venecia, pero tuvo que regresar a Parma donde terminó muriendo.

Disfrutemos de su madrigal Io canterei d'amor. Fue publicado en 1547 y tiene texto nada menos que de Francesco Petrarca. En esta intensa obra, el protagonista se lamenta de su desdicha amorosa y reflexiona diciendo que ya le gustaría cantar al amor de otra forma pero que solo ve penalidades, por lo que le es imposible. Las voces, como siempre, se imitan unas a obras con una polifonía y un contrapunto que solo están al servicio de la intensidad del texto, lleno de sutilezas que de Rore sabe llevar con mano maestra. Alguna que otra disonancia (y un leve cromatismo) pone algo más de intensidad a una obra que lo tiene todo: un texto poderoso y una música emocionante.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Andrea Gavagnin (contratenor), Anaïs Chen (viola tenor) y Nicola Procaccini (espineta).

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