Cantate Domino



Hoy vamos a retomar la música específicamente pascual con una brevísima obra de un maestro icono del barroco. Precisamente, el arte de un gran maestro se deja notar tanto en las grandes obras como en las pequeñas en las que quizá tiene que emplearse más a fondo para conseguir emocionarnos en un breve espacio de tiempo.

Dicho maestro no es otro que el gran Claudio Monteverdi (1567-1643), maestro italiano nacido en Cremona. Es el ejemplo paradigmático de músico que condujo y lideró la transición entre el Renacimiento y el Barroco. Aunque su educación se basó en la polifonía renacentista de Palestrina, Lassus o Victoria, su concepción de la nueva música le permitió ir más allá y conseguir, entre otros aspectos, ser el fundador del género operístico. Entró al servicio del duque Vincenzo Gonzaga en Mantua gracias a que era un extraordinario intérprete de viola. En 1607 recibió en encargo de escribir una ópera y que fue todo un reto para él. Creó así su mítica "La favola d'Orfeo", que es una de las obras más importantes de la historia de la música. Además, trató con maestría otros géneros musicales (principalmente vocales) tanto profanos como sacros.

En 1620, su discípulo Giulio Cesare Bianchi publicó una colección de motetes de Monteverdi para entre una y seis voces, entre los que se encuentran este Cantate Domino. Parece ser que el maestro lo compuso pensando en coros que no fuera extraordinariamente virtuosos. Además, en esta pequeña joya, Monteverdi volvió a utilizar en la frase "Cantate et exultate" una frase que había usado en un madrigal de su Segundo Libro. La obra, como puedes ver es una auténtica maravilla, una pequeña gema que, proviniendo de la mano maestra del inmortal cremonés no hace sino encantarnos y embelesarnos debido a su belleza.

La partitura de esta piececita la tienes aquí.

La interpretación que te propongo es la del Monteverdi Choir dirigido por John Eliot Gardiner.

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