Concierto grande



¡Feliz miércoles! Hoy te traigo una obra grande, con reminiscencias antiguas según su título y de un maestro que no es todo lo conocido que debiera. Nuestros compositores aún permanecen en una oscuridad de lo más injusta y tenemos que ir recuperándolos. Si cada vez conocemos a importantes (y otros que no lo son tantos) compositores europeos y de otros continentes, ¿por qué no volcarnos más con los nuestros, que languidecen mientras alguien los recupera como se debe?

Aportaré mi granito de arena con la música de Jesús Bal y Gay (1905-1993), compositor español nacido en Lugo. Destacó por su labor como musicólogo y empezó tomando lecciones privadas a la vez que escribía abundantemente sobre música y poesía. En Madrid se interesó por la música folklórica bajo los auspicios de Menéndez Pidal y viajó para ello por Extremadura y Galicia; posteriormente tuvo oportunidad de perfeccionar sus estudios sobre esto en Cambridge. Debido a sus convicciones republicanas tuvo que exiliarse a México y dio clases y conferencias sobre música. Trabajó componiendo por su cuenta y luego en el Instituto Nacional de Bellas Artes que estaba dirigido por Carlos Chávez. Fue crítico musical de El Universal y ya en 1965 volvió a España para seguir dando clases y componiendo, sin haber perdido su interés por la música popular. En 1933 se había casado con Rosa García Ascot, quien a su vez era compositora y una extraordinaria pianista especializada en las obras de Falla. De su esposa también hemos escuchado música por aquí. Y ambos merecen ser recuperados de la forma más urgente y rotunda.

De Bal y Gay vamos a escuchar su Concerto Grosso. Es una composición de 1951 y parece ser que el compositor afirmó varias veces que era una de sus preferidas. Un compositor queda satisfecho por una obra cuando en ella ha sido capaz de dejar su impronta de forma satisfactoria y esto es lo que pensaba en maestro de esta obra que, ya por su título, nos recuerda a la música barroca y sus grandes maestros, como Corelli o Handel. Curiosamente, es una obra que la compuso como homenaje a Bach, que tuvo lugar el año antes. Digo curiosamente porque Bach no compuso ningún concerto grosso, pero bueno, el título solo era una excusa. El compositor muestra un gran manejo del contrapunto, que nos lleva a la época del de Leipzig, algo que queda más patente en el segundo movimiento, a pesar de ser el más avanzado armónicamente.

La interpretación es del conjunto vintEnsemble dirigido por José Trigueros.

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