¡Feliz martes! Terminamos este mes de junio y he querido acudir a una música salida de la creatividad de un gran maestro que fue una figura fundamental en el cambio del siglo XIX al XX, proyectándose totalmente en este último. Aunque en su producción destacan como soles sus magnas óperas, también brilló en el campo de otras composiciones, de un amplio número de géneros, por cierto. Vamos a disfrutar de un bella música.

Hablo de Richard Strauss (1864-1949), compositor alemán nacido en Múnich. Su padre tocaba la trompa en Múnich y le traspasó a su hijo el gusto por la música, haciendo que estudiase piano, violín, armonía y orquestación, demostrando siempre en ellas una gran madurez. Cuando estrenó una obra con diecisiete años Hans von Bülow llegó a afirmar que «era la personalidad más interesante desde Brahms». Bülow le enseñó a apreciar la dirección de orquesta e incluso Strauss llegó a viajar por Estados Unidos y Europa en esa tarea. Desde siempre le gustó componer para la orquesta y lo hizo con impresionantes poemas sinfónicos, género en el sobresalió. Su habilidad orquestando (era uno de los más destacados) le llevó a moldear la orquesta creando una paleta de colores increíble. Luego, el interés pasó a la ópera, género en el que también sentó cátedra.

Vamos a escuchar su Concierto para oboe en re mayor, op. 144. Es una obra de su época final y en ellas podemos comprobar toda la sabiduría que había adquirido, siendo una de sus últimas obras más bellas. Fue John De Lancie, soldado y oboísta americano, quien le sugirió componer la obra, aunque este no la estrenó. Strauss decidió seguir un modelo clásico en tres movimientos, con el habitual lento en el centro. En el Allegro moderato inicial asistimos a un increíble diálogo entre el solista, la flauta y el clarinete. Sigue en Andante, lleno de sentimiento y de recuerdo a ese dramatismo de sus últimas óperas. Tras la intensidad mostrada por el movimiento lento, termina la obra con un Vivace lleno de un ambiente de danza muy especial.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de François Leleux (oboe) y la Orquesta Aurora.