Cristo, potencia de todo



¡Feliz martes! Vamos a adentrarnos en esta semana con una bella música de uno de nuestros grandes polifonistas que forma parte de ese maravilloso triunvirato de nuestro Siglo de Oro. Curiosamente, no voy a traerte nada en que la voz sea protagonista pero da igual porque la música es igualmente bella. Es otra de las maravillas de los grandes compositores: se interprete como se interprete sus obras siempre suenan de forma fabulosa en cualquiera de los ambientes y momentos.



Y eso pasa con las de Francisco Guerrero (1528-1599), compositor español nacido en Sevilla. El triunvirato al que me refería está formado por él mismo, Tomás Luis de Victoria y Cristóbal de Morales (aunque este es anterior a los dos primeros). Guerrero comenzó como niño de coro en la catedral hispalense y era muy hábil con diversos instrumentos, que pronto aprendió a tocar (vihuela, arpa, corneto y órgano). Tras cantar en el coro fue nombrado maestro de capilla de la de Jaén con solo diecisiete años pero no le gustaba demasiado enseñar a los chicos. Sus composiciones se hicieron cada vez mas famosas y esto le hizo ganar puntos con vista a sus empleadores. Visitó Sevilla y ya no puso un pie en Jaén porque en 1554 un breve papal lo nombraba maestro de la seo de Sevilla como sucesor de Pedro Fernández de Castilleja (aunque no lo sucedió hasta veinte años después) a pesar de que la sede de Málaga había intentado un par de veces llevarlo para allá. Tenía un gran espíritu aventurero y se dedicó a viajar ampliamente, llegando incluso a Tierra Santa. Los pocos recursos económicos le llevó a finalmente terminar enseñando a cantar a los niños sevillanos y una epidemia acabó con la vida de este grandísimo maestro.

Hoy te traigo su motete Christe potens rerum a cinco voces. Se encuentra en el manuscrito 975 de la Biblioteca Manuel de Falla de Granada. Es una obra en la que se recopilan composiciones para ministriles, es decir, en versión instrumental para conjunto de chirimías; esta es una de las pocas colecciones al respecto. La obra goza así de una mayor claridad si cabe ya que los distintos instrumentos nos permiten apreciar de forma más clara la polifonía y la relación interna entre las distintas voces. La maestría de Guerrero componiendo podemos apreciarla aquí aún más intensamente y de una forma más clara.

La interpretación es del Ensemble La Danserye.

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