Cruz, sobre ti me lamento

¡Feliz miércoles! Una de las cosas que me gusta traerte todo lo frecuentemente que puedo es música variada, no solo de estilos sino de épocas. Ayer nos quedábamos en el siglo XX español disfrutando de la colorida música de Rodrigo y hoy vamos a irnos a épocas remotas, también llenas de sabor pero en este caso algo más inciertas, debido a las condiciones de vida y a la lejanía en el tiempo. A pesar de todo se ha conservado una buena cantidad de música, como la de hoy.

Nos visita hoy Felipe el Canciller (c. 1160-1236), poeta, filósofo y músico francés nacido el París. En los documentos aparece como Philippus Cancellarius Parisiensis y también se dedicó a la teología. Era hijo ilegítimo de Philippe, archidiácono de París y parte de una familia aristocrática entre cuyos miembros se incluían a los chambelanes de Luis VII y Felipe II el Augusto, así como obispos. Estudió en París y a comienzos de 1217 fue nombrado canciller (rector) de Notre Dame, puesto que mantuvo hasta su muerte. Escribió unos setecientos sermones y fue uno de los poetas más prolíficos de la Edad Media, llenos de referencias clásicas y bíblicas y a veces con una presentación de la voz de Cristo, la Iglesia y otros personajes alegóricos de forma profética. Existe música suya aunque hoy hay pruebas de que fuese compositor de profesión. Tenemos varios conductus suyos y varían desde las canciones estróficas a otras más melismáticas, revelando contactos con Perotinus. Es más, sus organa son uno de los primeros ejemplos de motetes medievales.

Precisamente hoy vamos a escuchar un organum suyo, titulado Crux, de te volo conqueri. Es una curiosa obra en forma de diálogo entre la Virgen y la cruz. María le reprocha a la cruz que le haya arrebatado a su hijo y que haya muerto con una pena que no se merecía. Esta se defiende diciendo que con Jesús quedarán adornadas sus ramas y que producirá así buen fruto para la salvación del mundo. Toda esta alegoría era algo bastante habitual en la Edad Media. Este conductus es una prueba más del carácter hipnótico de la música medieval, que tiene un efecto poderoso sobre nosotros, efectos que tuvo que tener en los oyentes de la época. Una música intensa con un contenido lleno de profundidad y carácter teológico.

La interpretación es una versión instrumental a cargo de Roger Helou (organetto).

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