Por tu Cruz nos salvaste

Per tuam crucem, Morales

¡Feliz miércoles! Este es el gran misterio de nuestra fe: que Jesús murió por nosotros y ese acto redentor nos salvó. Su muerte no fue sin sentido (aunque sea inexplicable porque murió un justo) sino que tiene todo el significado del mundo: una muerte por amor por nosotros para liberarnos de nuestra esclavitud. Sobre esto es sobre lo que versa y medita la música de hoy, que procede de uno de nuestros grandes.

Cristóbal de Morales

Se trata de Cristóbal de Morales (1500-1553), compositor español nacido en Sevilla. Para que te ubiques te diré que era contemporáneo de Rabelais o Miguel de Cervantes. Obligatoriamente tenemos que acudir a él si queremos tener un conocimiento completo de la música renacentista en nuestro país. Se formó con el maestros de la catedral hispalense y llegó casi a obtener un conocimiento avanzado para su época en varias artes. En 1535 fue contratado como cantor del coro papal en el Vaticano. Poco a poco sus obras se hicieron famosas en toda Europa y llegó a ser nombrado maestro de capilla de las catedrales de Toledo y Málaga y sus obras llegaron incluso a América. Su contrapunto es sencillo y ello permitía que el texto de sus obras fuesen perfectamente comprendidos por el público. Su polifonía es austera y «sentimental», como la definió Ambros, y está llena de ese misticismo también propio de á época.

Disfrutemos de su motete Per tuam crucem. Es una composición a cuatro voces propia para el momento de la adoración de la cruz en el Viernes Santo. Es un ejemplo perfecto de esa expresividad de la música que se desprende del contenido del texto. Las voces entran imitándose de dos en dos, de forma que las dos graves son respondidas por las dos agudas. Ese carácter doliente del texto está presente en la composición por medio del uso del cromatismo, que Morales maneja también de una forma magistral. Una obra que es una auténtica delicia.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es del conjunto Doulce Mèmoire dirigido por Denis Raisin Dadre.

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