Danos la paz
¡Feliz miércoles! Hoy te traigo una música que, siendo como es contemporánea, no deja de ser impresionante. O quizá debiera decir que es impresionante porque es contemporánea. Quizá en esta ocasión te resulte complicada su escucha y a lo mejor no comprendas qué se quiere decir en la pieza pero no te dejes arredrar: intenta apreciar la sonoridad y la impresionante obra que surge con tan escasos medios.
Una de ellas es su Composición n.º 1, subtitulada «Dona nobis pacem». La orquestación es tan curiosa como impresionante: piccolo, tuba y piano y fue compuesta entre 1970 y 1971. La combinación instrumental está llena de abismos que son los que rodean las distintas sonoridades, que varían desde el vacío hasta el grito, la desesperanza y la consolación. Es la primera de un ciclo de tres, destinado a ser interpretado en un templo sin instrucciones ni análisis académicos. Esta está dividida en tres movimientos con una material que es de gran simplicidad pero que no deja lugar a demasiadas sutilezas. Usa repeticiones llenas de fuerza de melodías que incluso llegan a ser obsesivas, a modo de canto de pocas notas y plagadas de violentos ritmos. Una música que se ha venido a calificar como «minimalismo de fe».
La interpretación es de Iva Ugrcic (piccolo), Tom Curry (tuba) y Satoko Hayami (piano).