Danos la paz

Dona nobis pacem, Vasks

¡Feliz miércoles! La música religiosa (o de esa temática) va a abundar en esta Cuaresma, como es lógico. La música del maestro que traigo no me parece de una gran calidad. Es de esos que, aun siendo contemporáneos, compone una música que nos regala los oídos, teniendo en cuenta de que no toda la música tiene que ser así sino que somos nosotros los que tenemos que adecuar nuestros oídos.

Peteris Vasks

Es Pēteris Vasks (1946), compositor letón nacido en Aizpute. Su inspiración y su sustento musical es la música popular letona, con unas notas que surgen del silencio y llegan a lo nuestro más profundo, para desvanecerse otra vez; en ese sentido, se aprecia cierta herencia de Witold Lutoslawski. Durante dos décadas, Vasks trabajó como contrabajista y se graduó en el conservatorio de Riga en 1978. Poco a poco comenzó a componer y se forjó un estilo muy personal que ha sido calificado como espiritual, poderosamente evocador y ricamente expresivo. En ella muestra la dualidad entre la libertad que nos ofrece la naturaleza y las contradicciones propia de la condición humana, llena de violencia y de desesperación.

Disfrutemos de su Dona nobis pacem, para coro y orquesta de cuerda aunque hay otra versión para coro y órgano, obra escrita por Vasks en 1996. Fue la primera obra con texto latino compuesta por el letón, a propósito de lo cual dijo el maestro: «Es curioso lo que pasa con el latín: digamos que hoy día está muerto pero todavía está vivo en la Iglesia y en su música. Creo que solo unas cuantas cosas pueden ser expresadas con su ayuda pero no pueden serlo en otras lenguas. Así, estoy convencido de que un compositor debería sentir una gran necesidad de hablar esta lengua». La paz que nos propone Vasks está plenamente concentrada, llena de belleza y de profundidad.

La interpretación es de la MidAtlantic Opera Orchestra y del Seton Hall University Chorus dirigidos por Jason C. Tramm.

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