Dios es nuestro refugio
Salida de las manos de Jean-Philippe Rameau (1683-1764), compositor francés nacido en Dijon. Es uno de los compositores más polifacéticos de sus días y su música siempre fue alabada por ser muy original. Además, era considerado uno de los grandes organistas de su tiempo, además de un pedagogo que dejó huella durante muchos años. Estudió con los jesuitas de Dijon y cuando cumplió dieciocho años marchó a Italia para aprender a tocar el violín. De vuelta a Francia ocupó varios puestos como organista. Comenzó a componer para clave y la vez que redactaba su famoso tratado de armonía. En 1722 se estableció en París para intentar llevar a cabo una carrera como compositor. En 1737 compuso su famosa ópera «Castor et Pollux» que tuvo una grandísima acogida y lo estableció finalmente como el compositor de la categoría que era. En 1745 fue nombrado compositor de cámara del rey y siguió con sus grandes producciones, que inmediatamente se convertían en éxito. Había una facción, los «lullistas», partidarios de Lully, que no veían con buenos ojos la música de Rameau y se lo pusieron difícil pero sin embargo, Rameau quedó en el lugar que le corresponde: en el olimpo de los grandes compositores barrocos.
Hoy te traigo su motete, «grand motet», Deus noster refugium. Está inspirado siguiendo las grandes obras de Campra o Lully (precisamente) y este versiona el salmo 46. Sin embargo, Rameau en vez de interpretar el texto se dedica a componer una música exquisita, llena de riqueza. Rameau lo compuso entre 1713 y 1715 y nos muestra un dominio magistral del contrapunto en la sucesión de momentos solistas y coros de esta grandiosa obra. Es una de las composiciones (que sabemos ciertamente que es del maestro) en la que Rameau nos muestra su personalidad: llena de vigor y de contrastes, todo ello para alabanza de Dios y maravilla nuestra.
La partitura de la obra puedes descargarla aquí.
La interpretación es del Choeur Fons Floris y Contraponto dirigidos por Tetsuro Hanai.