Feliz eres, Virgen María

Felix namque, Kröll

¡Feliz sábado! Sé que la obra de hoy te la he traído, pero de otra forma. Bueno, en realidad de la forma original. Pero tal y como la vamos a escuchar hoy casi parece otra. Muchas veces los maestros se encargan de mostrarnos otra cara de una obra, por ejemplo transcribiéndola para otros instrumentos del original. Con ello podemos apreciar otros detalles, otros matices que puede que nos hayan pasado algo desapercibido.

Georg Kröll

Puesto que al autor original es conocido, vamos con el de hoy. Se trata de Georg Kröll (1934), compositor alemán nacido en Linz. Estudió en Colonia con, entre otros, Frank Martin y Bernd Alois Zimmermann. Luego, en Darmstadt, asistió a cursos de Pousseur, Boulez y Maderna. Participó activamente en la interpretación de música contemporánea en su Alemania natal. Sus primeras composiciones recibieron la influencia de Schoenberg, Stravinsky o Bartók y luego tendió a componer usando el serialismo. Posteriormente se centró en componer a base de pequeñas unidades seriales, técnicas que exploró junto con Zimmermann o Ligeti; a esas unidades añadía diversas capa de sonido, que poco a poco fue simplificando. A la vez de todo esto aumentó su interés en la música antigua, que también influyó mucho en su posterior producción. En sus obras ha conseguido un equilibrio entre configuraciones complejas y simples y en un uso muy interesante de los timbres que nos recuerda a, por ejemplo, un György Kurtág.

Hoy te traigo su Felix namque es, que se basa en una composición del británico Thomas Tallis que ya hemos escuchado por aquí. En realidad no es que se base en Tallis sino que no es más que una transcripción de la obra para teclado de Tallis a un conjunto instrumental de cámara. Tallis en su obra original (de 1654) sitúa el cantus firmus en la voz intermedia que Kröll asigna al clarinete. Las escalas y los ritmos complejos los disecciona el compositor entre los que interpola los martellato del piano para alejarse así del original y mantener la vista en el siglo XXI. Las audacias armónicas se suceden para dar paso a una obra que es una perfecta síntesis entre lo antiguo y lo moderno.

La interpretación es del Ensemble Sonido Extremo dirigido por Salvador Rojo Gamón.

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