Juan de Damasco

Juan Damasceno, Taneyev

¡Feliz lunes! Así, como quien no quiere la cosa, hemos llevado a mediados de junio. Parecía que no llegaríamos pero aquí estamos; no sé cómo pero estamos (aunque faltan muchos). Para este día de casi verano te propongo que acudamos hoy a Rusia para disfrutar de la música salida de allí pero por parte de un maestro que no es demasiado frecuentado. ¿Te apetece conocerlo?

Sergei Taneyev

Se trata de Sergei Taneyev (1856-1915), compositor ruso nacido en Vladimir. Fue un importante pianista y educador. En este aspecto, fue maestro de Scriabin, Rachmaninov o Glière. ¡Casi nada! Su familia tenía buenos contactos con la aristocracia. Se matriculó en el conservatorio de Moscú y le dio clases Tchaikovsky. Se graduó con los máximos honores y terminó trabajando como docente en ese conservatorio, llegándolo incluso a dirigir. Dejó el puesto para concentrarse en la composición. Parece que no estaba totalmente cómodo puesto que dejó también un poco de lado la composición y se puso otra vez a tocar el piano y se dedicó a componer música de cámara, algo que le permitía compatibilizar ambas cosas. Aunque no lo parezca, en el momento de su muerte dejó un nutrido catálogo aunque pocas de sus obras se han impuesto en el repertorio. Ello se debe quizá a que su música suena demasiado rusa para nuestros oídos occidentales. Stravinsky escribió: «En mi juventud valoré el tratado de contrapunto de Tanevey, uno de los mejores libros de su tipo. Lo respetaba como compositor y lo admiraba como pianista».

Su primera obra seria fue la cantata Juan Damasceno. Fue inspirado por un texto homónimo de Tolstoi sobre el santo oriental. Un tema recurrente recorre toda la cantata. Ese monotematicismo será algo que retomará más tarde en sus obras y lo hará de forma magistral. Aunque era muy crítico con sus obras parece que la terminó aceptando y le dio el número 1 de opus. Ciertamente que la cantata tuvo bastante éxito, por lo que animó a Taneyev a seguir componiendo. Fue una prueba de que componer usando las técnicas clásicas del contrapunto no tenía por qué producir obras aburridas. Cuando un maestro sabe gobernar dicho contrapunto y la armonía producen este tipo de obras, con un estilo aún por descubrir pero ya preludiando a un verdadero maestro. Se divide en tres movimientos que van de lo lírico a lo potente, manteniendo en todo momento el tono de oración, religiosidad, seriedad y brillantez.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es del Coro de la Academia Gnesin y la Orquesta Filarmónica Rusa dirigida por Thomas Sanderling.

Primer movimiento

Segundo movimiento

Tercer movimiento

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