¡Feliz miércoles! La composición de hoy se debe a un maestro que creo que es conocido solamente por una obra, que además dedicó a nuestro país peninsular. Sin embargo, merece mucho la pena ampliar nuestro conocimiento escuchando algo más de él.

Nos visita hoy Emmanuel Chabrier (1841-1894), compositor francés nacido en Ambert. Con solamente seis años empezó sus lecciones de piano y con diez ya estaba estudiando piano y composición. Su padre no estaba demasiado de acuerdo en que se dedicase a la música y le hizo estudiar leyes. En 1862 empezó a estudiar en el Ministerio del Interior, pero no aparcó la música y estuvo en contacto con Duparc y Fauré entre otros. Precisamente en 1879, con Duparc, visitó Alemania y, tras escuchar el Tristán de Wagner, quedó tan impactado que decidió dedicarse definitivamente a la música, renunciando a su trabajo para el ministerio. Fue la música de Wagner la que moldeó la propia de Chabrier y su particular estilo pasado por el tamiz alemán. Con el tiempo sería algo más visto por sus compositores compatriotas.

Disfrutemos de su obra titulada Lamento. Es una composición para orquesta que data de 1874 aunque se quedó sin publicar hasta que ha sido redescubierta hace unos años. Parece ser que Chabrier revisó la pieza e incluso fue interpretada en la Société Nationale, pero la partitura se perdió. Fue compuesta a modo de respuesta triste al ver cómo la vista de su esposa se iba deteriorando, por lo que la música parece que se va haciendo más oscura y casi se va desvaneciendo., con unos sonidos cada vez más delgados, por decirlo de una forma. Sin duda es una obra muy intensa y llena de emoción.

La interpretación es de la Orquesta de la Suisse Romande dirigida por Neeme Järvi.