Magníficat

Magnificat octavi toni, Andrea Gabrieli

¡Feliz sábado! Hace ya algo de tiempo que no traigo por aquí un magníficat, oración propia del rezo de la hora canónica de vísperas. Hoy vamos a acudir a uno de los compositores que llevan uno de esos apellidos ilustres y que, quizás, no es el más conocido de entre los que lo llevan, sin llegar a ser un auténtico desconocido, claro.

Andrea Gabrieli

Con ese circunloquio he querido aludir a Andrea Gabrieli (1533-1585), compositor italiano nacido en Venecia, lugar donde también falleció. Su fama se ha visto oscurecida por la gran presencia de su sobrino Giovanni pero ya la asentó el tío, tanto como compositor como organista. Es muy posible que estudiase con Ruffo en Verona pero pronto volvió a Venecia. Con veinticinco años fue vencido por Claudio Merulo a la hora de obtener el puesto de organista en la basílica y poco después lo vemos en Alemania, concretamente en Múnich, de cuya capilla ducal era maestro Orlande de Lassus. Finalmente, en 1566 obtuvo el ansiado puesto de organista en San Marcos, puesto que mantuvo hasta su muerte. Generalmente evitó publicar su propia música pero luego vio la luz póstumamente, cosa que lo asentó como el gran maestro que es.

Escuchemos su Magnificat octavi toni, a doce voces. Fue publicado (póstumamente por Angelo Cardano) en Venecia, en su Concerti di Andrea et di Gio. Gabrieli de 1587. Las doces voces están divididos en tres grupos de cuatro que, como es habitual en las obras policorales, a veces intervienen de forma independiente y otras cantando todas juntas. Ese estilo veneciano es del que Gabrieli hace un buen uso puesto que la composición es prácticamente silábica, dedicándose el maestro a crear texturas y sonoridades que eran plenamente permitidas por el peculiar estilo del templo de la Serenísima.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es de The Byrd Ensemble.

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