Misa para Teresa



¡Feliz viernes! Comienza hoy el mes de febrero y lo vamos a hacer con un pórtico musical de lo más impresionante. Es curioso cómo en el caso de algunos compositores algún tipo de su música no es todo lo conocido que debiera. No digo que en el caso del de hoy el género que te traigo sea totalmente desconocido pero no muchos asociarían inmediatamente su nombre con el de este tipo de composición. No te entretengo ya y procedo a presentarte a autor y obra.



Hoy nos visita Joseph Haydn (1732-1809), compositor austríaco nacido en Rohrau. Varios aspectos de su vida, algunos más legendarios que otros, podemos comentar ahora. Uno nos dice que cuando tenía cinco años se fue a vivir con un pariente que también dirigía coros. La voz del pequeño Joseph era tan maravillosa que su pariente propuso castrarlo para conservar dicha voz pero su padre se opuso frontalmente a ello, diciendo que la naturaleza debía seguir su curso. Parece ser que él mismo decía que no era demasiado agraciado físicamente y nunca llegó a entender por qué las mujeres se sentían atraídas por él. Sin embargo, como Mozart y Beethoven, Haydn nunca se casó con la mujer a la que amaba. En el caso del de Rohrau esa entró en un convento y tuvo que casarse con una hermana. Nunca fueron demasiado felices y no tuvieron hijos. De hecho, Haydn pasó muchos años alejados de su hogar familiar y parece ser que ni siquiera leían las cartas que uno enviaba al otro. Hablando de Mozart, ambos fueron unos grandísimos amigos y Mozart lo tenía por un verdadero maestro. Tocaron juntos en diversos cuartetos de cuerdas en la década de 1780, Haydn el violín y Mozart la viola.

De Haydn vamos a disfrutar de su Misa en Si Bemol Mayor Hob. XXII/12 subtitulada «Theresienmesse». En 1795 el maestro tomó posesión de su puesto en el palacio de los Esterházy. Una de sus exigencias fue componer una misa anual para el santo de la esposa de su patrón. Una de ellas es esta (de 1799) que hace alusión con mucha probabilidad a María Teresa de Nápoles, esposa del emperador Francisco II y que era patrona también de Haydn así como hábil cantante. Su orquestación es íntima y consta de un par de clarinetes que fueron traídos expresamente desde Viena. Destaca su radiante Gloria con su centro de gravedad en el «Gratias agimus tibi», para soprano solista a quien se le van uniendo los otros solistas. Al poderoso Credo se le une un bello Sanctus, con el momento destacado del Benedictus. La obra termina con un espectacular Agnus Dei, y la solemnidad del «Dona nobis pacem» y sus trompetas y timbales.

La partitura de la pieza puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Janice Watson (soprano), Pamela Helen Stephen (alto), Mark Padmore (tenor), Stephen Varcoe (bajo) y el Collegium Musicum 90 dirigido por Richard Hickox.

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