Misa de la resurrección

Missa Christus Resurgens, Willaert

¡Feliz martes! A veces me gusta traerte una misa entera. Es verdad que hay que dedicarle más tiempo a su escucha pero merece la pena porque así apreciamos la estructura general de la obra, muchas veces concebida como parodia. El compositor nos muestra cómo hace uso de ese canto inspirador, cosa que apreciamos en la obra completa. La de hoy es una maravilla.

Adrian Willaert

Se debe a Adrian Willaert (c. 1490-1562), compositor neerlandés nacido en Rumbeke (actual Bélgica). En polifonía, las generaciones se clasifican en antes y después de Josquin; Willaert era el más influyente de la generación de después y fue el que asenó el estilo veneciano de San Marcos. Su discípulo, el famoso Giuseffo Zarlino, dice que de los Países Bajos marchó a París para estudiar leyes, pero terminó aprendiendo música con Jean Mouton. Ese destacado discípulo nos cuenta otra anécdota: cuando, posiblemente en 1514 o 1515, Willaert visitó por primera vez la capilla papal, el coro estaba cantando una obra polifónica del propio Willaert... ¡pero atribuyéndole la autoría a Josquin! El maestro entró al servicio de los Ferrara y luego de los Este, inaugurando así su carrera italiana. El dogo de Venecia, Andrea Gritti lo contrató como maestro de capilla de San Marcos, puesto que ocupó desde finales de 1527 hasta su muerte. Muchos acudieron allí a aprender con él, entre los que estaban Cipriano de Rore, Constanzo Porta y Andrea Gabrieli. Se dedicó a llevar a su zénit el estilo veneciano que, sin embargo, no creó sino que consolidó. Con él, la música creada para el tempo alcanzó una especial brillantez y un esplendor que duraría por generaciones y generaciones.

Disfrutemos de su Missa Christus Resurgens. Usa el cantus firmus de un motete del mismo nombre de Jean Richafort. De hecho, Willaert comienza cada uno de los cinco movimientos de la misa con un fragmento del motete, aunque además de eso, todo es creación propia del neerlandés. En el gloria y el credo presenta algunos fragmentos más del motete, algo más cómodo dada la longitud de los movimientos. Willaert usa pequeñas células de Richafort para adecuarlas a su propia inventiva. El pasaje homofónico del motete es usado a modo de fanfarria, gracias a sus bloques de acordes. En el agnus dei usa unos motivos más melífluos para poner así un brillante y espectacular broche final a esta pieza que demuestra el grado de maestría que alcanzó Willaert. Una auténtica maravilla de principio a fin.

La interpretación es de Oxford Camerata dirigida por Jeremy Summerly.

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