Música para cuerdas, percusión y celesta



Esta es una obra emblemática del siglo XX que a mí me parece tan actual y contemporánea que así la he etiquetado. El compositor (seguro que lo conoces) es uno de los nombres fundamentales del siglo pasado, de esos nombres capitales para la historia de la música. Me parece, además, que nunca ha aparecido aquí... ¡Imperdonable!

Ese maestro es Béla Bartók (1881-1945), compositor húngaro nacido en Nagyszentmiklós. Recibió su primera formación de su madre. En 1899 entró en la Real Academia de Música de Budapest. Pronto se ganó una gran reputación como pianista. Sus primeras obras tienen elementos nacionalistas pero pronto también comenzó a integrar elementos populares húngaros; la música de Debussy le fascinaba. Poco a poco su música se hizo cada vez más cromática, concentrada y disonante. En la década de 1920 ya era un compositor consagrado y de una calidad sobresaliente. Puesto que el ambiente en su Hungría natal se hizo insoportable, emigró a Estados Unidos. Además de trabajar para la Universidad de Columbia siguió su incansable labor de folklorista. Bartók, junto con Schoenberg y Stravinsky son, para mí, los tres nombres fundamentales de la música del siglo XX y que ha servido de pilares de toda la que posteriormente se compuso.

Hoy te traigo su famosa Música para cuerdas, percusión y celesta. Fue estrenada el 21 de enero de 1937 en Basilea, con lo que ayer fue su aniversario. Desde el principio hay que reconocer que el título es algo equívoco. La celesta no es que se use de forma destacable y no más que otros instrumentos de percusión afinados de la obra. Hay que destacar que la orquesta está dividida en dos grupos enfrentados y que así se colocan en el escenario. Se requiere la presencia de un piano, que se cuenta entre los instrumentos de percusión. Es una de las obras más bellamente atmosféricas del maestro Bartók, sobre todo ese primer movimiento tan característicos y que se ha usado en alguna película (como "El resplandor"). Una obra para paladearla y escucharla varias veces. Cada una de ellas le sacarás un nuevo matiz.

La interpretación es de la Orquesta de Filadelfia dirigida por Eugene Ormandy.

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