Música para las estrellas



¡Feliz jueves! A lo largo de la historia de la música innumerables compositores se han visto fascinados por lo que tenemos encima de nuestras cabezas. Por esas pequeñas luminarias que brillan todas las noches y que cada vez comprendemos mejor a pesar de que todavía nos queda mucho camino por recorrer. La obra de hoy también se ha servido de semejantes bellezas astronómicas y el resultado es otra no menos semejante belleza. ¿Te apetece disfrutarla? ¡No te arrepentirás!



La música de hoy nos la ofrece Cécile Chaminade (1857-1944), compositora francesa nacida en París. Compuso unas cuatrocientas obras pero, sin embargo, con el avance del siglo XX su reputación fue decayendo, motivado por la presencia del modernismo; no cabe duda que ser mujer en ese mundo de hombres tampoco le puso las cosas fáciles. En todo momento fue consciente de lo que suponía ser una mujer compositora pero fue perseverante. Entre las compositoras, su producción es muy destacable y la gran mayoría de sus obras fueron publicadas. La base de su popularidad estaba formada por sus piezas para piano (unas doscientas) y sus melodías (canciones). Su música hace uso de una melodía muy accesible, a menudo con momentos memorables, con texturas claras y un uso muy inteligente del cromatismo. Su color es esencialmente francés, algo no obvio dadas las diversas influencias estilísticas que corrían en Europa en ese momento. Muchas obras están inspiradas en la danza, lo cual las hace aún si cabe más atractivas.

Hoy vamos a disfrutar de su Sérénade aux étoiles op. 142, composición para flauta y piano. Está dedicada a Adolphe Hennebains, profesor del conservatorio y fue compuesta en 1911. Está llena de melodías maravillosas que muestran un emocionante legato. El ritmo de 12/8 es a veces algo intrincado y predomina por toda la obra el carácter romántico. La obra requiere un especial virtuosismo en las dinámicas de la flauta ya que precisa la ejecución de legatos y pianísimos en el registro más agudo del instrumento. El piano suele ejecutar bloques de acorde que constituyen el perfecto sustento para una flauta que da rienda suelta a su expresividad.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Thomas Hell (piano) y Sabine Raynaud (flauta).

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