Nunc dimittis



¡Feliz martes! Hoy es 11 de septiembre y es una fecha señalada para un maestro cuya música a mí personalmente me encanta y creo que soy uno más entre una multitud a la que le pasa lo mismo. Y por ello hoy he decidido traerte su siempre profunda obra. Tiene la capacidad de ser tan profunda que siempre es capaz de mirar hacia nuestro adentro para dejárnoslo algo alterado (para bien, claro está). No es la primera vez que aparece por aquí y seguro que no será la única.



Porque en una nueva ocasión nos acompaña Arvo Pärt (1935), maestro estonio nacido en Paide. Nació un 11 de septiembre de ahí que hoy es su cumpleaños así que, ¡felicidades maestro! Es uno de los compositores actuales más importantes a pesar de que su estética musical irrita a muchos. Tras un periodo de amplio descubrimiento inventó un método de composición llamado «tintinnabuli», que destaca por su uso de tríadas. Fue producto de un profundo estudio de la música renacentista, sobre todo la de Machaut, Josquin y Obrecht. Se trata de un estilo aparentemente sencillo pero que él mismo ha complicado en algunas de sus obras ya que lo usa incluso en grandes sinfonías. También es un reconocido devoto de la Iglesia Ortodoxa Oriental por lo que ha compuesto intensas obras religiosas, sintiendo preferencia por la música vocal. Su cuarta sinfonía fue nominada para los premios Grammy en 2008 y actualmente es el compositor de música mal llamada clásica más conocido de finales del siglo XX y principios del XXI.

Una de esas obras religiosas es su Nunc dimittis, composición del año 2001 compuesta para coro. Fue un encargo del coro de la Catedral Episcopaliana de Edimburgo. El texto es perfecto para la estética de Pärt dada su serenidad y su alegría contenida. El coro realiza unas luminosas disonancias en su parte superior, con las dos voces más agudas evolucionando una contra otra, primero ascendiendo y luego descendiendo. En el bajo escuchamos una nota pedal en alternancia de consonancia/disonancia, al estilo de Bach. El maestro nos va preparando poco a poco para un clímax sobre las palabras «lumen ad revelationem», momento en que las frases se van expandiendo gradualmente. Un breve pero mayestático cambio de do sostenido menor a mayor pone fin a una obra que solo podemos calificar de gloriosa.

La interpretación es del conjunto VOCES8.

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