Obertura para la semana



¡Feliz lunes! Comienza esta última semana completa de junio y espero que en ella te surjan cosas buenas. Todas las grandes óperas siempre se abren con una obertura o un preludio. Nuestra semana de hoy también va ser inaugurada con una obertura, como Dios manda. El autor dela misma será uno de nuestros compositores que apuntaba a ser un músico destacado en su época si no fuese porque la muerte le sorprendió muy muy joven. Lo mismo ya sabes a quién me refiero, ¿verdad?

Efectivamente, acertaste si se te ocurrió pensar en Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826), compositor español nacido en Bilbao. Antes de contarte algo de su vida he de aclarar que las fechas de nacimiento y muerte son correctas. De hecho, Arriaga murió diez días antes de cumplir los veinte años. Su calidad le ha hecho ser apodado «el Mozart español». Se dice que durante su niñez no recibió formación musical pero está claro que algo tuvo que haber hecho porque sus composiciones muestras un talento precoz. Arriaga también destacó como un buen violinista. Con quince años entró en el conservatorio de París y allí, además de ese instrumento, estudió contrapunto y armonía. Se dedicó a componer casi febrilmente dándose la circunstancia de que incluso algunas obras se han perdido. Esencialmente era un compositor conservador pero con una personalidad especial que sobresale a las rigideces de la música académica. Su habilidad con el contrapunto hizo que compusiese obras que estaban por encima de influencias italianas, compuestas con un estilo muy galante y aristocrático, muy en consonancia con lo que se estaba escribiendo en Viena.

De este genio precoz muerto prematuramente vamos a escuchar su Obertura op. 1. Es su primera obra orquestal y fue compuesta en Bilbao en 1818. Se conserva de ella solo las partes de bajo y fragmentos del primer violín y fue completada por su sobrino-biznieto. Sorprende en esta obra la capacidad creativa de Arriaga. Comienza con una introducción lenta en fa menor y contrasta con la forma alegre que viene después en forma sonata. Arriaga nos sorprende con sus temas así como por la belleza de sus texturas, siempre atentas al detalle. Destaca en ella el papel de la flauta, lleno de dramatismo pero también de intensidad cuando sus temas los retoma el tutti.

La interpretación es de Il Fondamento dirigido por Paul Dombrecht.

Volver arriba