Ofrenda y aleluya

Ofrenda y aleluya final, Messiaen

¡Feliz miércoles! Terminemos el mes con una música grandiosa llena de sonoridad, entre otras cosas porque está compuesta para órgano. Si hablamos de grandes compositores para este instrumento del pasado siglo XX tenemos que recurrir a este maestro de hoy, que brilló con luz propia en él porque era también organista. Seguro que con las pistas que te he dado te haces una idea de a quién me refiero.

Olivier Messiaen

Es Olivier Messiaen (1908-1992), compositor francés nacido en Aviñón. Con solamente once años se matriculó en el Conservatorio de París y comenzó a estudiar órgano con Marcel Dupré y composición con Paul Dukas. En 1930 fue elegido organista de la La Trinité de París y mantuvo ese puesto durante más de cuarenta años. Como profesor del conservatorio destacaban sus clases de armonía y análisis, que recibieron maestros como Stockhausen o Boulez. Tomó de su compatriota Debussy su gusto por la armonía pero le fascinaron los modos hindúes, que también plasmó en su música junto con el canto de los pájaros. La música de Stravinsky le llevó a profundizar en el estudio del ritmo. Casi compuso para todos los géneros y, obviamente, sobresale su obra para órgano, gran monumento del siglo XX.

Una de sus grandes composiciones para este instrumento es el Livre du Saint-Sacrement (1984-1985), dividido en dieciocho partes, que termina con Offrande et Alléluia final que vamos a escuchar hoy. Tiene forma de tocata pero con ese estilo introspectivo pero brillante del francés. Sus repeticiones no vienen sino a afirmar el carácter jubiloso del aleluya. Este movimiento final está lleno de ideas y destaca por esa característica frente a otros movimientos finales de otros ciclos. Precisamente lo que escuchamos es una delicada (aunque potente) sucesión de tocatas y oraciones, que ponen punto final a una magna composición, obra cumbre de la música para órgano del pasado siglo.

La interpretación es de Monica Czausz al órgano.

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