Rocíame, Señor

¡Feliz miércoles! Hoy le pedimos a Dios que nos lave con su agua bendita y así nos sirva de purificación. Evidentemente lo haremos con música... ¡y qué música! También hoy te traigo otro asiduo maestro, cuya polifonía siempre nos encanta, o por lo menos a mí. La obra tiene ese ápice de austeridad que la hace apropiada para casi cualquier tiempo litúrgico (a pesar de que no es propia de la Pascua) pero toda esa inventiva que es capaz de ponernos los vellos de punta.

Se trata de una composición de Cristóbal de Morales (1500-1553), compositor español nacido en Sevilla. Gran parte de su vida la pasó como cantor (una década entera en el coro papal del Vaticano), a la vez que componía música religiosa que es paradigmática no solo en nuestro país sino en toda Europa. Morales también fue maestro de capilla de prestigiosas catedrales. Parece ser que su educación fue clásica y presumía de dominar tanto el Trivium como el Cuadrivium. Parece ser que, en cuanto a composición, sus maestros fueron Francisco de Peñalosa y Pedro de Escobar y que poco a poco su polifonía se fue haciendo cada vez más intrincada y compleja, quizá intentando rivalizar con la de Palestrina. En 1535 está cantando en el coro papal en la Capilla Sixtina, bajo la dirección de Jacob Arcadelt y Constanzo Festa. Su enfermedad le hizo volver a España diez años más tarde, a Sevilla, para enseñar al insigne Francisco Guerrero, que estaba recién nombrado maestro de capilla de Toledo. Morales pasó a servir para el duque de Arcos en Marchena, tras un frustrado intento de dirigir la música de la seo de Málaga.

Hoy te traigo su motete Asperges me a cinco voces. Tras la entonación en canto llano, el coro empieza de forma imitativa, de forma inversa en dos voces y en canon en otra. Poco a poco la polifonía se va haciendo cada vez más densa siempre alternándose el contrapunto entre el imitativo y el libre. La segunda parte comienza con una entonación del miserere y el cantus firmus aparece en la voz de soprano mientras las otras se imitan de una forma sutil. La composición termina con una doxología final que no es sino el brillante broche a esta bella obra.

La partitura de la misma puedes descargarla aquí.

La interpretación es del Ensemble Plus Ultra dirigido por Michael Noone.

Volver arriba