Sinfonía interna

Sinfonía interna, Langgaard

¡Feliz jueves! El maestro de hoy compuso una música exquisita y delicada pero desgraciadamente no se ha impuesto demasiado en las salas de conciertos. Seguro que te gustará y desearás escuchar mucho más de él. Hace tiempo que te traje algo y hoy he decidido venir con una magna obra suya. Magna por la calidad y por la amplitud de la composición. Necesitarás más de media hora para disfrutarla pero merece mucho la pena.

Rued Langgaard

Se trata de Rued Langgaard (1893-1952), compositor danés nacido en Copenhague. Fue hijo único y su padre era compositor y su madre pianista por lo que el ambiente musical le rodeaba desde nacimiento. Parece ser que ellos supieron reconocer el talento de su hijo de forma casi inmediata llegándolo a calificar de «genio» (espero que no fuese amor de padres). Aislaron, de alguna forma al niño, y lo rodearon de un ambiente propicio para que cultivase su arte. Aunque parezca que eso le había un intelectual, él se comportó siempre como como un artista que se movía por impulsos creativos. Con solo once años debutó como organista en su ciudad natal, ejecutando diversas obras suyas. Su aproximación hacia la música era totalmente la opuesta a la académica. Él, como he dicho, se movía por impulsos y así componía, sin importarle demasiado encuadrarse en una determinada estética. Su gran frustración vital fue que, siendo el mejor organista de Copenhague y uno de los mejores de Dinamarca, no consiguió un puesto estable en ningún templo.

Vamos a escuchar su Sinfonía Interna. Fue originariamente su sinfonía número cuatro y fue completada entre 1915 y 1916, siguiendo un esquema que casi parece de Scriabin. Langgaard la terminó descartando pero la retomó en la década de 1940. He hablado de Scriabin pero igual podemos hallar rastros de Sibelius y Brahms pero todo está mezclado con tal sabiduría que hace que la singular voz de Langgaard brille con luz propia. La obra es luminosa y crea un paisaje interior especialmente evocador. Hay momentos memorables que suenan a ópera mezclados con elementos del folklore danés. Esta sinfonía de escena conserva cinco movimientos: La estrella en el este, para soprano y orquesta; Mar y sol, con la mezzo solista; El sueño; Ángelus, donde la soprano sigue teniendo un papel muy protagonista; Epílogo, que es una breve pieza coral. La obra está llena de poesía y una fuerte carga simbolista.

La interpretación es de la Orquesta Sinfónica de Aarhus dirigida por Frans Rasmussen.

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