Vuela, amor

¡Feliz jueves! ¡Qué sería de nosotros sin todo el arte surgido a partir del tema amoroso! En música, desde la Edad Media, el tema ha estado presente casi en todos los compositores, tanto en el amor a lo divino como a lo profano. Hoy vamos a comprobar cómo uno de los grandes lo trató y con cuán éxito.

Una vez más, disfrutemos de música para ópera de George Frideric Handel (1685-1759), compositor alemán nacido en Halle pero que luego se nacionalizó inglés. En el lugar de Alemania donde nació (el mismo año que Bach) hay actualmente un museo y centro de investigación sobre la figura del maestro. El edificio fue totalmente renovado en 2009, algo deteriorado por el paso del tiempo. La historia de Handel se alarga ahí puesto que sus familia descendiente vivió en la casa hasta finales del siglo XVIII. La exposición permanente lo muestra como un compositor europeo, que influyó fuertemente en todos los compositores de su tiempo en el continente. Cuando pasó a Inglaterra también dominó la vida musical del país hasta el punto que llegó a cambiarla por completo.
Otras de sus reconocidas óperas es Ariodante, HWV 33. Fue estrenada en Londres en 1735 y tiene libreto de autor desconocido basado en Antonio Salvi. Fue la primera ópera suya que se interpretó en el Covent Garden y es la única ópera interpretada en el Reino Unido que tiene trama ahí mismo, concretamente en Edimburgo. Es una de las óperas más accesibles del maestro. En el primera acto tenemos el aria Volate, amori, que canta la protagonista Ginevra. El texto habla de que el amor vuele de alegría y esa misma es descrita en forma de semicorcheas entre el tutti orquestal y la voz solista. Una vez más, una deliciosa obra del maestro.
La partitura de la obra puede descargarse aquí (página 31 del pdf).
La interpretación es de Patricia Petibon (soprano) y la Orquesta Barroca de Venecia dirigida por Andrea Marcon.