Por la belleza de la tierra



¡Feliz jueves! Para hoy te traigo una composición fabulosa que ha compuesto un maestro cuya música ha aparecido por aquí y siempre nos ha dejado un muy sabroso sabor de boca. Su polifonía es actual pero siempre luminosa y cálida al oído y la obra de hoy además viene reforzada por un texto que es una verdadera delicia. Se trata de un canto a la creación que Dios nos regaló y que nosotros tenemos que conservar. ¿Te apetece llevar a cabo esta meditación musical? ¡Adelante!

Viene a quedarse con nosotros hoy Philip Stopford (1977), compositor británico nacido en Londres. Actualmente vive en Nueva York, que es donde trabaja. De joven perteneció al coro de la Abadía de Westminster y ya ahí comenzó a dedicarse a la música porque tuvo oportunidad de estudiar en su escuela. En 1995 fue nombrado organista de la catedral de Truro y luego en el Keble College de Oxford. Tuvo oportunidad de ver el nuevo milenio en otro puesto, en el órgano de la catedral de Canterbury y en el mismo 2000 marchó a la de Chester. Su periodo más largo fue en Belfast, en cuya catedral de Santa Ana trabajó durante siete años. Allí fue el organista más joven de una catedral anglicana. Desde el año 2016 trabaja en la Christ Church de Bronxville tras haber sido allí compositor en residencia. Entre sus obras destacan sobre todo las corales, compuestas con una gran maestría y sabiduría. Se han grabado numerosos cedés con obras suyas que hacen las delicias de todos los públicos.

De este maestro te traigo hoy su obra titulada For the beauty of the earth. Puede parecer cursi pero esta obra es como una flor que se va desplegando en cada compás, con tranquilidad y mostrándonos todos sus olores. La obra está compuesta para coro a cuatro voces que llegan hasta siete voces perro que empieza con solo dos pero poco a poco se va enriqueciéndose a la vez que va maravillando nuestros corazones. La composición de 2003 tiene texto de Folliott S. Pierpoint, que se basa en la carta a los Efesios. El poeta quedó maravillado por la belleza de la campiña que lo rodeaba y escribió esta obra y Stopford ha hecho lo propio en una composición que es una verdadera maravilla. Está dedicada al coro de la catedral de Belfast.

La interpretación es del conjunto Ecclesium.

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