La cotilla

La commère, Couperin

¡Feliz viernes! Esta semana la vamos a terminar con una obra muy curiosa. El autor era aficionado a ponerle subtítulos a las piezas (al igual que otros contemporáneos suyos) y la que te traigo hoy, breve, por lo que tendrás que disfrutarla varias veces, es una de ellas. No es fácil llegar a saber en qué se inspiró a la hora de componerlas pero bueno, a veces descubrimos cosas curiosas alrededor de ellas.

François Couperin

Nos visita François Couperin (1668-1733), compositor francés nacido en París. Su hermano era organista de San Gervasio en París. Puesto que murió joven su padre ocupó el puesto y pronto le fue enseñando al pequeño François los secretos del instrumento. En 1679 murió el padre y el hijo quedó bajo la influencia de Jacques-Denis Thomelin, que era organista en la corte. Mientras tanto, el joven mostró una gran habilidad a los teclados y fue contratado por el templo. Se casó pronto y, gracias a su esposa, se metió en el negocio de la impresión. Poco a poco fue más conocido en la corte y le fue concedido el privilegio de seguir imprimiendo y vendiendo música, algo que pudo hacer en los siguientes años. Ello le permitió empezar a publicar sus propias obras. Se aludió a él como «el músico poeta por excelencia, quien creía en la habilidad de la música para expresar el conflicto entre la pasión personal y el autocontrol».

Entre sus más de doscientas piezas para clave está La commère, que vamos a escuchar hoy. Pertenece al sexto orden, o suite, del segundo volumen de piezas para clave; lleva la indicación de tempo de vivement. No se sabe en quién se inspiró Couperin pero suena perfectamente el parlotelo de una persona que habla por hablar. Utiliza un rutilante contrapunto a dos voces, en el que elabora una melodía llena de alegría y de ese chisporroteo característico de la voz humana. Poco más que comentar, salvo que seguro que la escuchas varias veces.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Blandine Verlet al clave.

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