Fue crucificado
¡Feliz jueves! El misterio de nuestra fe es que Jesús fue crucificado para cargar con nuestras cruces personales y liberarnos de ellas. Por eso, desde entonces, somos libres y no debemos vivir ni crucificados ni crucificando a los demás. Este es el fundamento teológico que hay detrás de la obra de hoy, un sencillo fragmento del credo pero poderoso en su música y lleno de belleza. El maestro de hoy ha aparecido alguna vez aunque poco, lo reconozco.
Una obra relativamente conocida suya es este Crucifixus a 16 voces. No sabemos las circunstancias que llevaron al maestro a componer esta obra, que se conserva en fuentes en su gran mayoría del siglo XIX. Es razonable pensar que formó parte de un Credo. Existe uno de 1707 al que curiosamente le falta la parte del cruficixus. ¿Podría ser este? Ciertamente no lo sabemos. El uso de tal cantidad de voces recuerda a modelos venecianos, como el de Lotti, también discípulo de Legrenzi. Sean las que sean las circunstancias, la obra es imponente y totalmente adecuada para adentrarnos en ese misterio de la crucifixión, escándalo entre los escándalos.
La partitura de la composición puedes descargarla aquí.
La interpretación es de Balthasar-Neumann-Chor y Ensemble dirigidos por Thomas Hengelbrock.