¡Feliz viernes! El género del madrigal italiano ha dado lugar a grandísimas obras, y no solamente en Italia (lo cual es obvio) sino también en toda Europa ya que el género fue imitado por otros maestros. Hoy vamos con uno de los más originales.

Es Luzzasco Luzzaschi (1545-1607), compositor italiano nacido y fallecido en Ferrara e incluso parece que pasó toda su vida allí. Era el más destacado compositor de su tiempo así como organista y profesor. De hecho, se comenta que era el teclista más aventajado de su tiempo, aunque se conocen pocos discípulos aunque uno sí: Girolamo Frescobaldi quien no dejó de alabar a su maestro una vez que murió. Su música para tecla fundó famosas escuelas en Nápoles y Roma. Luzzaschi estudió con Cipriano de Rore y parece que órgano con Jacques Brunel. En 1561 se convirtió en uno de los organistas de la corte de los Este y su reputación comenzó a crecer como la espuma. Terminó dirigiendo las orquestas de la corte y compuso para ella tanto música instrumental como vocal. Además de ello, fue organista de la catedral de Ferrara y de la Accademia della Morte.

No es una obra para teclado la que vamos a disfrutar sino su madrigal Io mio son giovinetta. Como es habitual, es el texto quien manda en toda la obra, hasta tal punto que casi parece que estamos a las puertas de lo teatral y el stile representativo. Excepto en por los primeros compases, en esta obra demuestra cómo la aproximación monódica de las voces aún no implica una identificación estricta entre la voz y el carácter. La composición fue publicada en la colección Madrigali per cantare et sonare a 1-3 soprani de 1601 y el texto de la misma es de nada menos que Giovanni Boccaccio.

La interpretación es de Voices of Music.