Cuando dos se juntan

Sonata violín, op. 57. Dvorák.

¡Feliz jueves! En esta ocasión, esos dos que se van a juntar no harán nada malo. Al contrario: nos van a deleitar con una maravillosa música ya que se van a unir dos instrumentos para llevarnos casi al cielo. La música del maestro de hoy, que escuchamos por aquí de vez en cuando, solo puede calificarse de magistral y lo vamos a comprobar en un momento con esta delicia.

Antonín Dvorák

Nos la trae Antonín Dvořák (1841-1904), compositor checo nacido en Nelahozeves. Parece ser que sus contemporáneos afirmaban que padecía agorafobia, síndrome que se agudizó al final de su vida; sus discípulos tenían que acompañarlo desde el conservatorio a su casa. Sin embargo, disfrutaba con los trenes, algo que quizá aprendió a hacer cuando era pequeño y se construía una línea cerca de su casa. Su fascinación era tal que llegó a decir que «daría todas mis sinfonías a cambio de haber inventado la locomotora». Todo esto le llegada hasta cierto punto de obsesión ya que era capaz de decir con todo detalle el horario de los expresos que viajaban desde Praga a Viena. Se dice que entre sus rituales matutinos estaba ir caminando hacia un túnel y colocarse sobre él para contemplar los trenes que dejaban la estación principal de Praga. Un curioso hobby para este grandísimo maestro que siempre nos alegra y maravilla con su música.

Disfrutemos del tercer movimiento de la Sonata para violín y piano en Fa Mayor, Op. 57. Fue compuesta en 1880 en menos de quince días. El violín ocupaba por completo la mente del compositor ya que a la vez de esta sonata estaba componiendo su concierto para violín. De alguna forma, las técnicas que aparecen en esta sonata y en el concierto son complementarias y nos muestran cuán profundo era el conocimiento del maestro. El propio compositor la estrenó al piano con Joseph Joachim al violín. En este tercer movimiento, Dvořák nos ofrece una melodía de inspiración popular que recurre una y otra vez con su alegre tema. Un rondó que nos arrastra con su optimismo.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Ivan Zenaty (violín) y Sandra Shapiro (piano).

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