En la mañana de san Juan

La mañana de san Juan, Pisador

¡Feliz jueves! ¿Qué pasaría en esa semana que parece tan destacada? Hoy lo vamos a hacer, como siempre se hace aquí, con música y música de una intimidad especial. Aunque el nombre de quien nos visita hoy no te suene demasiado (quizá nada) fue toda una institución en su época y ha dejado un tipo de música única, de un género español por los cuatro costados pero que el tiempo se ha ido encargando de oscurecer.

Diego Pisador

Se trata de Diego Pisador (1509/10-después de 1557), compositor y vihuelista nacido posiblemente en Salamanca. Su abuelo era el arzobispo Alfonso de Fonseca, gran valedor de la música. En 1526 recibió las órdenes menores pero no llegó a ordenarse sacerdote. Llegó a ser mayordomo de su Salamanca natal, heredando una buena cantidad de tierra tras la muerte de su madre pero le causó ciertas desavenencias familiares (principalmente por cuestiones de dinero). Publicó su Libro de música de vihuela en 1552, que contiene noventa y cinco piezas para el instrumento con motetes de, entre otros, Josquin, Gombert, Morales o Mouton, así como romances y madrigales españoles. Pisador muestra su gran habilidad componiendo para el instrumento y así escribió obras famosas, muchas en estilo de fabordón. El libro está impreso en tablatura española de color rojo, con un pentagrama separado para la voz, cuando se necesitase. Forma parte de los siete compositores españoles que se tiene constancia publicaron obras para el instrumento, a saber: el propio Diego Pisador, Esteban Daça, Miguel de Fuenllana, Luys de Milán, Alonso Mudarra, Luis de Narváez y Enríquez de Valderrábano.

Disfrutemos de su canción La mañana de san Juan, llamado también «Romance de Abindarráez». Nos sitúa inmediatamente en Granda, concretamente en la Alhambra. Se narra cómo los moros se enfrantan a los cristianos en localidades como Antequera y Archidona (ambas en Málaga) produciéndose sangrientos combates y conquistas de unos y otros. Pisador compone una música llena de aire marcial de forma que el instrumento, en este caso solo la vihuela, casi imita los clarines y trompetas que anuncian las victorias pero también momentos más dramáticos retratando la sangra derramada. La obra, evidentemente, pertenece a ese libro publicado en 1552.

La interpretación es de Dmitry Cherevko (vihuela).

Volver arriba