El romanticismo viene del este
¡Feliz miércoles! Para este día de mediados de semana te quiero ofrecer música de una belleza arrebatadora, que además ha sido compuesta por una mujer. Es casi seguro que no la conoces (yo por lo menos no sabía nada de ella hasta que escuché su obra) pero verás que merece la pena, y mucho. De nuevo, estamos ante la injusticia de la historia y, sobre todo, de unas estructuras en su tiempo machistas que imposibilitaron que bellas obras como estas fuesen más conocidas.
Disfrutemos de su Sonata para chelo y piano en mi menor, op. 35. Fue compuesta en 1913 y está dividida en cuatro movimientos. El primero de ellos, allegro moderato, tiene forma sonata y su motivo principal es especialmente cantabile. El tempo se van intensificando hasta terminar con una coda llena de fuerza. El segundo, scherzo, tiene ritmo binario de danza con un trío algo más suave. El tercero, adagio sostenuto, es una lírica meditación en un continuo y sorprendente compás de 5/4. La parte central está llena de melancolía y el movimiento se desarrolla a partir de un tema que se va variando y ornamentando poco a poco. El último movimiento, allegro comodo, también tiene forma sonata y termina de forma brillante con una coda con no menos brío.
La interpretación es de Christian Poltéra (chelo) y Oliver Triendl (piano).