Una sinfonía de lo más romántica



Aunque por su época de trabajo parece que nuestro compositor no se clasificaría dentro de los románticos, la obra de hoy no puede serlo más. Sobre todo el movimiento que te traigo hoy, uno de los más famosos no solo de la sinfonía sino de este compositor ruso que nos hace más llevadero este día de verano.

Se trata de Sergei Rachmaninoff (1873-1943), ruso nacido en Semyonovo. Está considerado como uno de los mejores compositores y directores de orquesta el siglo XX, pero sobre todo era un virtuoso pianista. Como compositor puede enclavarse dentro de los compositores del último romanticismo ruso. Fue consiguiendo un idioma personal aunque en él ser reflejan influencias de Tchaikovsky, Rimsky-Korsakov y otros. Llevó paralelamente y casi con igual éxito tres carreras musicales: compositor, director y pianista. Como pianista tenía una técnica fabulosa y a la vez austera, muy precisa, con un legato muy conseguido y una gran capacidad para conseguir las texturas más complejas.

Rachmaninov completó su Segunda Sinfonía entre 1906 y 1907. En ella, Rachmaninov desarrolla una compleja estructura a gran escala, con unos temas ampliamente desarrollados. Además de ellos, la musicalidad y el romanticismo de lo más característico está presente en esta sinfonía, sobre todo en su movimiento lento, el Adagio ma non troppo. El tema tan peculiar presentado por el clarinete no puede ser más arrebatador. Después del desastre que causó su primera sinfonía, Rachamaninov estaba cada vez menos convencido de sus dotes como compositor sinfónico. Sin embargo, a base de retoques y cambios consiguió una obra que fue del agrado de todos en el momento de su estreno (dirigida por él mismo); incluso le hizo ganar su segundo Premio Glinka.

La partitura de este movimiento puedes seguirla aquí.

Aquí tienes este Tercer Movimiento de la Segunda Sinfonía de Rachmaninov interpretado por la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Gennadi Rozhdestvensky.

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