Una sonata emblemática



Hoy te traigo música instrumental para que aporte también algo de contraste a la música religiosa pascual. Lo mismo espera una de las grandes sonatas para piano de Beethoven o Schubert pero no es así. La obra es emblemática tanto de su autor como del romanticismo pero, siendo así, es posible que sea la primera vez que la disfrutes.

El autor es César Franck (1822-1890), maestro belga nacido en Lieja. Era una figura líder de la música francesa de la segunda mitad del siglo XIX. En París estudió con Anton Reicha. Su carrera giró durante gran parte de su vida alrededor del órgano, del que era un gran intérprete e improvisador. Con 36 años se convirtió en organista titular de la Iglesia de Santa Clotilde de París, puesto que retuvo durante el resto de su vida. Entre sus discípulos están nada menos que d'Indy, Chausson, Vierne, Tournemire, Lekeu y Duparc.

Una de sus obras más conocidas es su Sonata para violín y piano de la que hay quien dice que incluso es una de las mejores en su género. Fue escrita en 1886, cuando Franck tenía 63 años y era un regalo de bodas para el violinista Eugène Ysaÿe. Tiene estructura cíclica y todos sus movimientos comparten unas mismas células temáticas, aunque con cierta transformación, algo que Franck tomó de Franz Liszt. Su alumno Vincent d'Indy dijo de ella que era "un verdadero monumento musical".

El cuarto movimiento de la sonata, Allegretto poco mosso, es el que te traigo, con su melodía optimista y preciosa. Transcurre en forma de rondó en el que un canon entre el piano y el violín es la célula que se repite. Como puedes ver, Franck consigue un movimiento envolvente cuya melodía nos arrastra con ese fluir tan intenso.

La partitura de esta gloriosa obra la tienes aquí.

La interpretación que te traigo es la de David Oistrakh (violín) y Vladimir Yampolsky (piano).

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