He vivido del arte



¡Feliz viernes! Vamos a ir terminando la semana y vamos a hacerlo con una música bellísima pero en una interpretación también fabulosa. Hace unos meses que nos dejó la grandísima Montserrat Caballé y es buen momento para recordarla de la mejor forma que podemos: escuchándola cantar. Lo va a hacer con una de las arias más famosas de toda la historia de la ópera pero que ella cantaba como nadie. ¡Una maravilla! Nos rendimos ante ellas y solo podemos afirmar que su arte es y será inmortal.

La composición es de Giacomo Puccini (1858-1924), compositor italiano nacido en Lucca. El maestro tenía ciertas limitaciones (pequeñísimas) como artista que provenían del ámbito espiritual, digamos. Se nutría de los valores italianos anteriores a la Primera Guerra Mundial por lo que le encantaban las heroínas que poco a poco se iban ahogando en su propia destrucción. De ahí que su talento para la comedia fuese algo limitado. Los grandes conflictos religiosos y políticos caen fuera de su alcance ya que tras la tumba, para él, no había gloria. Sus composiciones siempre terminaban en tragedia, quizá haciendo que algunas óperas tuviesen, a juicio de algunos, finales poco satisfactorios. Los grandes genios tienen también grandes detractores, como Torrefranca, quien le atacó salvajemente en 1912. A pear de todo, la talla de Puccini está fuera de duda y solo podemos calificarlo no solo como uno de los grandes operistas de todos los tiempos sino también como un hombre de teatro, creador de dramaturgia y de momentos realmente memorables.

Un de ellos es su ópera Tosca, obra en tres actos con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, y estrenada en 1900. Está llena de amor entre los peligros de la guerra. En Roma, Angelotti busca refugio en su protegido Cavaradossi, un pintor local que ama a Floria Tosca. Esta se llena de celos mientras el polifía Scarpia trata de localizar a ambos amigos. Ya prisioneros, Tosca ruega a Scarpia que libere a Cavaradossi, ofreciéndole sus cariños. Sin embargo, todo es un engaño y finalmente ambos mueren. En el segundo acto, Tosca canta la inmortal aria Vissi d'arte, vissi d'amore. Es un canto de furia (hacia Dios) suplicándole que alivie algo sus tormentos ya que su querido Cavaradossi está a punto de morir. Una obra para la que sobra todo tipo de palabras y del que la indicación de tempo en la partitura lo dice todo: «Andante lento appasionato, dolcissimo con grande sentimento».

He vivido del arte, he vivido del amor,
¡nunca le he hecho mal a nadie...!
Con mano furtiva
cuántas miserias he conocido,
he socorrido...
Siempre, con fe sincera, mi plegaria
en los santos templos, elevé.
Siempre, con fe sincera,
he llevado flores al altar.
(Traducción tomada de kareol.es)

La partitura del aria puedes conseguirla aquí (pagina 127 del PDF).

La interpretación es de de Montserrat Caballé (soprano) y la Orquesta de la Royal Opera House Covent Garden dirigida por Colin Davis.

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