Convocan a una marcha en defensa de la vida de la madre y del hijo por nacer el 20 de mayo Activistas argentinos pro-vida denuncian "un gran marketing en torno a la legalización del aborto"

(Virginia Bonard, especial para RD).- Convocados por los colectivos "Cuidemos las dos vidas" y "Marcha por la Vida", algunos pocos medios participamos de una conferencia de prensa en la que justamente se invitó, en tiempos de escuchas de argumentaciones a favor y en contra de los proyectos de ley de despenalización y legalización del aborto en Argentina, a una marcha en defensa de la vida de la madre y del hijo por nacer para el próximo domingo 20 de mayo.

"Caminaremos desde la Plaza de Mayo hasta la Plaza de los Dos Congresos. Allí pediremos a nuestros representantes que legislen a favor de la vida", expresó Alejandro Geyer, de la Marcha por la Vida. "Tenemos que tomar conciencia del proyecto de eliminación de la vida en el vientre materno que se está preparando", argumentó.

El pastor Jorge Gómez (ACIERA) puso el acento en la importancia de la adopción a la hora de acompañar a la madre embarazada en condiciones de vulnerabilidad, "debemos impulsar políticas públicas fuertes que piensen en las dos vidas, velando siempre por el derecho a vivir".

"Es angustiante hablar con mis pares en la Cámara", indicó la diputada Cornelia Schmidt-Liermann y continuó: "la temática es muy dura; igual estoy esperanzada. Es muy importante informar. Los proyectos son un mamarracho legal. Las fundamentaciones están en lo científico. Notamos un gran marketing en torno a la legalización del aborto: en los quioscos se venden pañuelos verdes como si fueran caramelos. Hoy me siento transgresora cuando voy a los colegios secundarios y cuento cómo se inicia la vida en el cuerpo de la mujer, los chicos no tienen información sobre el tema y, sin embargo, los vemos con los pañuelos verdes atados en las muñecas o al cuello son entender verdaderamente de qué se trata".

El lugar del encuentro fue el histórico Salón de los Pasos Perdidos ubicado en el edificio del Congreso de la Nación, en el sector de Diputados. Hubo pañuelos de color celeste entre quienes acompañaban a los dirigentes y diputados pro vida.

En los proyectos de ley que se están barajando en Diputados, se habilitaría en forma genérica cualquier tipo de aborto, que además debería ser financiado con los recursos de todos los contribuyentes, cualquier mujer adolescente mayor de 13 años podría practicarse abortos sin consentimiento de sus padres y se eliminaría la objeción de conciencia para los médicos que se nieguen a esa práctica por lo cual estarían obligados.

Sobre este último punto se expresó claramente el obispo auxiliar de La Plata, monseñor Alberto Bochatey, en una charla para médicos y abogados: la objeción de conciencia lleva implícita la instancia de desobediencia civil por parte de los profesionales implicados en un posible aborto, lo que plantea escenarios humanos y éticos que requieren profunda reflexión y comprensiones múltiples.

Participaron en la conferencia de prensa Alejandro Geyer (Marcha Por la Vida), el pastor Jorge Gómez (ACIERA), Roberto Castellanos, Marta Rodríguez, y varias otras organizaciones pro vida; en representación del nutrido grupo de legisladores Provida, las diputadas Carmen Polledo (PRO, CABA), Ivana María Bianchi (Unidad Justicialista, San Luis), Karina Molina (PRO, La Rioja), Ana María Llanos Massa (FPV-PJ, Chubut), Rosa Muñoz (Trabajo y Dignidad, Chubut), Marcela Campagnoli (Coalición Cívica, Prov. de Bs. As.), Vanessa Massetani (UNA, Santa Fe) y Carla Pittiot (UNA, CABA) y los Diputados Horacio Goicoechea (UCR, Chaco), Pablo Torello (PRO, Prov. de Bs. As.) y Lucas Incicco (PRO, Santa Fe) y Cornelia Schmidt-Liermann (Propuesta Republicana, Buenos Aires).

Algunos observadores de la vida eclesial argentina ven cada vez más lejos la posibilidad de que el Papa Francisco visite su tierra natal en tiempos de aborto. ¿Será realmente así? ¿O quizás sea todo lo contrario? Por ahora son solo especulaciones que reúnen en arenas políticas coordenadas en las que interviene necesariamente una dimensión enorme y pocas veces considerada: la espiritual, tan desconocida como imprevista.

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