La Iglesia obliga a suprimir los paramilitares, detener la represión e investigar la violencia estatal Daniel Ortega cede y acepta las condiciones para el diálogo impuestas por la Iglesia
(J. Bastante/Agencias).- Tras varias semanas de violencia y represión, que este viernes volvieron a cobrarse algunas muertes, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha dado su brazo a torcer y ha aceptado las cuatro condiciones para el diálogo impuestas por la Iglesia nicaragüense.
"Espero comenzar cuanto antes, o antes del mediodía del próximo lunes 14 de mayo", apuntó Ortega, quien aceptó las "premisas ineludibles" planteadas por el Episcopado, capitaneado por el cardenal Brenes y monseñor Silvio Báez.
Entre ellos, "permitir en el menor tiempo posible, el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para investigar y aclarar las muertes y desapariciones de nicaragüenses" ocurridas desde que se iniciaron las protestas. Los religiosos también piden "suprimir los cuerpos paramilitares, fuerzas de choque que intimidan, coaccionan y agreden a los ciudadanos, así como no usar a la Policía Nacional para ningún tipo de acción represiva".
Cada noche, las fuerzas orteguistas atacan los recintos universitarios en los que los estudiantes permanecen atrincherados, lo que en la madrugada de este viernes 11 de mayo sumó cuatro muertos más a la lista de víctimas, que ya supera la cincuentena en el país.
Los obispos también claman por "detener de inmediato y de modo absoluto todo tipo de represión frente a grupos civiles que protestan pacíficamente, y asegurar la integridad física de los estudiantes universitarios, los diversos miembros activos que conforman la mesa del diálogo nacional, y a cada uno de los ciudadanos".
Finalmente, la Iglesia insta al régimen a "dar signos creíbles de su voluntad de diálogo y paz, respetando la dignidad y libertad de las personas, así como todos los derechos humanos de los trabajadores y ciudadanos, particularmente los empleados públicos, no obligándoles a asistir a eventos partidarios, ni paralizando el transporte nacional para los mismos fines".
Ante lo requerido por la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Daniel Ortega envió una carta dirigida al cardenal Leopoldo José Brenes y a los obispos en la que afirma: "Estamos de acuerdo en trabajar cada uno de los puntos allí planteados, tomando en cuenta que en todos se recoge su buena voluntad como mediadores y testigos".
"Escribimos esta respuesta entendiendo que estamos todos listos a acudir a su llamado al diálogo en la fecha más pronta posible", culmina Ortega. Pese a ello, el país mantenía la tensión de madrugada, a la espera de que pueda arrancar, al fin, un diálogo que acabe con la violencia gubernamental y devuelva la libertad y la justicia al país.