"Ellos no son ni invasores ni destructores, sino trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas" La Iglesia, preocupada por el drama de los migrantes de la frontera entre Colombia y Venezuela

El reclutamiento de menores, la explotación laboral, las economías ilegales, la violencia generalizada, la desaparición de personas, la ausencia institucional, el abandono de las fronteras y la presencia permanente de una criminalidad organizada capaz de controlar personas y organizaciones, fueron temas abordados en Cúcuta, frontera Colombo-Venezolana por representantes de la Iglesia fronteriza

Se insta a los gobiernos de ambos países a retomar las relaciones binacionales truncadas, para “responder con eficacia a estos desafíos que desprecian la vida y ofenden la dignidad de la persona humana”

El papel de la Iglesia Católica Colombiana ante los principales desafíos que impone el fenómeno migratorio estuvieron en el centro del encuentro mantenido en Cúcuta por el Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana, junto con las jurisdicciones eclesiásticas de Tibú, Ocaña, Cúcuta, Nueva Pamplona, Arauca, Riohacha y el Servicio Jesuita a Refugiados Colombia (JRS/COL), los días 23 y 24 de mayo. 

En el comunicado emitido al final del encuentro se pone de manifiesto la preocupación de la Iglesia en la frontera colombo/venezolana ante el fenómeno de la trata de personas, el reclutamiento de menores, la explotación laboral, las economías ilegales, la violencia generalizada, la desaparición de personas, la ausencia institucional, el abandono de las fronteras y la presencia permanente de una criminalidad organizada capaz de controlar personas y organizaciones.

Frontera colombo-venezolana

De ahí que se insta a los gobiernos de ambos países a retomar las relaciones binacionales truncadas, para “responder con eficacia a estos desafíos que desprecian la vida y ofenden la dignidad de la persona humana”. La presencia de los migrantes y los refugiados – escriben - representa un enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos.

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados – añaden- significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación. “Ellos no son ni invasores ni destructores, sino trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos” (Papa Francisco Mensaje Jornada de los migrantes y refugiados 2022).

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