Puso como ejemplo la "ternura" de los niños enfermos El Papa conmueve a Paraguay visitando a niños con cáncer y problemas cardíacos
El Papa ha puesto de ejemplo la "confianza", la "alegría" y la "ternura" de los niños enfermos que ha visitado en el hospital pediátrico Acosta Ñu, en las afueras de Asunción, la capital de Paraguay.
"Eso es lo que quiere la Iglesia, que seamos sencillos como los niños", ha dicho durante la primera visita de su segundo día en Paraguay, en la que ha conversado con cuatro niñas que han sufrido una operación de transplante de corazón y se ha reunido en privado con otros 90 niños que continúan hospitalizados.
El Papa ha recordado que -según el pasaje del Evangelio narrado por San Marcos- la única vez que Jesús se ha enfadado fue cuando "no dejaron que los niños se acercaran a Él".
"Los niños están dentro de los predilectos de Jesús. No es que no quiera a los grandes, pero se sentía feliz cuando podía estar con ellos. Disfrutaba mucho de su amistad y compañía", ha explicado Francisco.
Durante la visita al hospital de la capital paraguaya, el Papa ha explicado que Jesús ponía de ejemplo a los niños y ha reivindicado su "capacidad de lucha, de su fortaleza. De su incomparable capacidad de aguante". "Son unos luchadores", ha añadido.
"Hoy nos diría lo mismo a nosotros. Nos mira y dice, aprendan de ellos", ha señalado en este sentido.
Por último, el Papa ha agradecido la labor de los médicos, de los enfermeros y de todo el personal del hospital y ha destacado su actitud de servicio y "de ayudar no solo a curar sino a acompañar el dolor".
"Gracias a todos los que hacéis algo por curar a los niños. Es tan importante un niño en la vida", ha concluido.
Está previsto que el Papa celebre esta tarde una multitudinaria misa en Caacupé, una pequeña ciudad de 48.000 habitantes, en la que el rezo del Padre Nuestro se pronunciará en guaraní. (RD/Agencias)
Texto íntegro del discurso que el Papa no pronunció
Señor Director
Queridos niños
Miembros del personal
Amigos todos
Gracias por el recibimiento tan cálido con el que me han recibido. Gracias por este tiempo que me permiten estar con ustedes.
Queridos niños, quiero hacerles una pregunta, a ver si me ayudan. Me han dicho que son muy inteligentes, por eso me animo. ¿Jesús se enojó alguna vez?, ¿se acuerdan cuándo?. Sé que es una pregunta difícil, así que los voy a ayudar. Fue cuando no dejaron que los niños se acercaran a Él. Es la única vez en todo el evangelio de Marcos que usó esta expresión (10,13-15) Algo parecido a nuestra expresión: se llenó de bronca. ¿Alguna vez se enojaron? Bueno, de esa misma manera se puso Jesús, cuando no lo dejaron estar cerca de los niños, cerca de ustedes. Le vino mucha rabia. Los niños están dentro de los predilectos de Jesús. No es que no quiera a los grandes, pero se sentía feliz cuando podía estar con ellos. Disfrutaba mucho de su amistad y compañía. Pero no solo, quería tenerlos cerca, sino que aún más. Los ponía como ejemplo. Le dijo a los discípulos que si «no se hacen como niños, no podrán entrar en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3)
Los niños estaban alejados, los grandes no los dejaban acercarse, pero Jesús, los llamó, los abrazó y los puso en el medio para que todos aprendieramos a ser como ellos. Hoy nos diría lo mismo a nosotros. Nos mira y dice, aprendan de ellos.
Debemos aprender de ustedes, de su confianza, alegría, ternura. De su capacidad de lucha, de su fortaleza. De su incomparable capacidad de aguante. Son unos luchadores. Y cuanto uno tiene semejantes «guerreros» adelante, se siente orgulloso. ¿Verdad mamás? ¿Verdad padres y abuelos? Verlos a ustedes, nos da fuerza, nos da ánimo para tener confianza, para seguir adelante.
Mamás, papás, abuelos sé que no es nada fácil estar acá. Hay momentos de mucho dolor, incertidumbre. Hay momentos de una angustia fuerte que oprime el corazón y hay momentos de gran alegría. Los dos sentimientos conviven, están en nosotros. Pero no hay mejor remedio que la ternura de ustedes, que su cercanía. Y me alegra saber que entre ustedes familias, se ayudan, estimulan, «palanquean» para salir adelante y atravesar este momento.
Cuentan con el apoyo de los médicos, los enfermeros y de todo el personal de esta casa. Gracias por esta vocación de servicio, de ayudar no solo a curar sino a acompañar el dolor de sus hermanos.
No nos olvidemos, Jesús está cerca de sus hijos. Está bien cerca, en el corazón. No duden en pedirle, no duden en hablar con Él, en compartir sus preguntas, dolores. Él esta siempre, pero siempre, y no los dejará caer.
Y de algo estamos seguros y una vez más lo confirmo. Donde hay un hijo está la madre. Donde está Jesús está María, la Virgen de Caacupe. Pidamosle a ella, que los proteja con su manto, que interceda por ustedes y por su familias.
Y no se olviden, de rezar por mí. Estoy seguro que sus oraciones, llegan al cielo.