Se le vió más suelto en Bolivia que en Ecuador El Papa dice adiós a Bolivia y parte rumbo a Paraguay
(José M. Vidal).- El Papa dice adiós a Bolivia donde ha vivido fuertes emociones. Su visita pasará a los anales por el regalo del crucifijo comunista, que le hizo Evo Morale. Y, sobre todo, por su vibrante discurso ante los movimientos populares, en el que pidió perdón por los pecados de la Iglesia durante la conquista de América e invitó a derribar "el actual sistema", que impide la elemental dignidad de las tres T : Tierra, trabajo y techo.
Se le vió más suelto en Bolivia que en Ecuador. Aunque tanto con Evo como con Correa mantiene una gran sintonía social. Y también se le vió más suelto con la jerarquía bolivina que con la ecuatoriana, mucho más conservadora y principesca.
A este Papa todo le sale bien. Ni la altitud ni el clima pueden con él. Está bendecido, tienen aura y don.
Ahora le queda la tercera parte de su viaje: Paraguay. Cada vez se acerca más a su tierra, pero sin pisarla. Como un nuevo Moisés. Aunque, en su amada Paraguay recibirá el cariño de más de un millón de compatriotas, que allí se desplazaron para honrar a su Papa.
Francisco llega al aeropuerto en un pequeño utilitario. Allí le espera el avión de Alitalia, en el que ondean al viento las banderas de Bolivia y del Vaticano. Y el cuerpo de guardia para rendirle honores.
Al llegar es recibido por el presidente Morales, su inseparable.
A lo largo de la alfombra roja que le llevará al avión, hay depositados cestos con bienes de las distintas zonas del país. Una ofrenda especial a Francisco, el Papa de los pobres.
Suena la música y los militares le rinden honores. Ante la escalerilla, Evo Morales le hace el último regalito: Una cajita con frutos de las distintas zonas de Bolivia. Rumbo a Paraguay.
Una ceremonia sencilla, sin discursos. Sólo con gestos. El Papa abraza a Evo Morales y sube la escalerilla, con su cartera en la mano. Al llegar al descansillo del avión, se vuelve y saluda sonriente. Llleva a Bolivia en el corazón.
A pie de escalerilla, los obispos aprovechan, mientras esperan el despegue, para saludar y congratularse con el presidente Evo Morales. La visita ha dado frutos abundantes para todos.