Félix Bayón, escritor solidario

Reconozco que, desde la muerte repentina de Félix Bayón, he pasado muchas horas intentando recoger en su obra el texto que mejor condensara su vocación y su valiente acción de escritor solidario, en el aquí y ahora de nuestra sufrida humanidad. Lo he encontrado en Pliegos de Opinión.net, entre los “Testimonios de Solidaridad”, bajo la magnífica divisa: “Nos queda la palabra”.

Esta divisa, compartida por todos los que consideramos la palabra como el supremo baluarte de la libertad de nuestra conciencia frente a la ignominia, ha debido de impulsar a este hombre generoso, que ha disfrutado en su vida de dos corazones (1), sin hacer economía de ninguno de los dos, a ser capaz de afrontar todos los silencios, incluso los más ignominiosos.

El lector verá como yo mismo lo he visto que Félix no ha podido soportar sin gritar muy alto ni el silencio ignominioso de quienes tenían que defender a Marbella del expolio y no lo hicieron, ni el silencio ignominioso de Europa, que se muestra incapaz de acoger a los africanos que han puesto en ella sus últimas esperanzas de sobrevivir como humanos, siendo como son y se lo repetimos hermanos nuestros.


LLEGADA AL PARAÍSO
Por Félix Bayón


No se sabe si es el deseo de resistir o la fatiga el que hace que el cuerpo de esta mujer se niegue a avanzar.

Dos guardianes del paraíso de Shengen la conducen al furgón verde que pretende expulsarla del edén.

Los guardianes custodios llevan guantes quirúrgicos, no se sabe si como profilaxis o como metáfora de la asepsia que el Estado de Derecho trata de imponer a todas su actuaciones.

Correctos y amables, los guardianes tratan de hacer avanzar a la mujer, que tiene desmayada la mirada.

Ha cruzado media África.

Ha sido testigo de extorsiones y violaciones.

Quizá ella misma ha sido extorsionada y violada.

Ha visto la muerte a su lado, cabalgando junto a los delfines en las aguas del Estrecho.

Y ya, por fin, cuando estaba a punto de tocar con la punta de sus dedos el cuerno de la abundancia, los guardianes del paraíso han dado con ella.

Su cuerpo, desbaratado por el agotamiento y el fracaso, no puede más: quiere desplomarse y fundirse con la tierra tanto tiempo soñada.

http://www.pliegosdeopinion.net/pdo4/desysolid/fbayon.htm

(1) Félix ha disfrutado en su vida de dos corazones: del suyo hasta 1992 y, desde entonces, del que le ofreció la generosidad de un joven donante vasco. Lo explica su colega y amigo Hermann TERTSCH.

Félix Bayón, el hombre que rió mil veces

“Que Félix Bayón muriera el sábado en Marbella, a la edad de 54 años -que tan temprana ya se nos antoja- y haya dejado un vacío infinito a Sagrario, su mujer, y a su hijo, Pablo, y también una definitiva ausencia a quienes le conocimos, quisimos y gozamos como amigo, no debiera hacer olvidar a nadie que este hombre ha vivido más y mejor que la mayoría, también de los longevos. Porque la ciencia le regaló en 1992, con un trasplante -"con un corazón de un maravilloso vasco fuerte y jovencito", como solía decir con pudorosa emoción- 13 años, 13 regalos maravillosos cultivados día a día con infinita gratitud, inteligencia y emoción, en los que este amigo creció hasta cotas de humanidad que le hacían un ser tan completo en la lúcida y plácida degustación de la vida y sus más genuinos bienes y virtudes como perfectamente inasequible a los ataques del desaliento y el miedo y por supuesto a la agresión externa de la mezquindad.”, Hermann TERTSCH, El País.
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