No pierdad las atención Domingo XIX del Tiempo Ordinario "C"

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XIX Domingo del Tiempo Ordinario “C”

Texto evangélico

“Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo”. (Lc 12, 34-37)

Comentario

En el Evangelio, San Lucas sigue alzando su voz para que no perezcamos en la inconsciencia, y vivamos atentos, alerta, vigilantes, no sea que por haber entrado en la burbuja del verano, perezcamos en la abulia, la desgana, la tibieza y en el abandono de la templanza.

La cintura ceñida es una exigencia que señala la disposición permanente a ponerse en camino. Recuerdo que en una ocasión acogimos a un refugiado político del extranjero que dormía vestido porque tenía el síndrome de la persecución. Se había librado de siete penas de muerte, pero se sentía perseguido constantemente.

Nosotros no debemos sentirnos perseguidos si creemos en el amor de Dios, pero se nos llama a permanecer atentos. Actualmente existen métodos para despertar la consciencia en la persona, y así recuperar el dominio de sí, la atención, el propio conocimiento. Pero la Palabra no solo nos llama a un ejercicio de interioridad más o menos introspectivo y saludable, sino a tener presente la relación con Dios, y a permanecer en expectación.

El creyente vive en la paz de quien espera el encuentro con Dios, quien se ha revelado como Padre, y en Jesucristo como hermano y amigo. A su vez, Jesús nos concedió la protección intercesora de su Madre. No estamos abandonados ni expuestos a un encuentro inmisericorde, sino al abrazo de quien se presenta como Amor.

Cuestión

¿Te da miedo el futuro? ¿Vives confiado ante la perspectiva de un encuentro con Dios?

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